viernes, 22 noviembre, 2024

¿Bolsa o muerte?, por Juan Parra

Sin vida no hay bolsa

Empiezo por el final querido lector/a, aunque sea poco ortodoxo, con el objetivo de no adentrarme demasiado en disertaciones que te pierdan, que nos pierdan. Sin vida no hay bolsa. La fotografía que acompaña el artículo debería ser suficientemente explicativa.

No conozco muertos millonarios, ni millonarios muertos disfrutando de su fortuna. Al pasar por “la guadaña” decía mi tío Brígido, carpintero de pueblo: “todo se iguala y todo se deja aquí”.

Las discusiones a las que asistimos desde hace meses, sobre la disyuntiva por la cual debemos elegir entre salud o economía son a mi juicio un falso debate. Este debate nos pierde más que nos orienta a la hora de tomar decisiones adecuadas, tanto a nivel individual como a nivel colectivo (desde la política). Encima, con esa falsa discusión nos hacemos trampas al solitario continuamente. Somos cobardes.

Si ahondamos en intercambiar puñetazos para elegir de manera certera entre la bolsa o la vida, nos estaremos equivocando. Repito: sin vida no hay bolsa.

Por muchos meses, nuestra realidad va a ser dura, cruel e incierta. En un escenario de estas características no hay certezas. Si tomamos decisiones certeras, en este contexto, serán decisiones erróneas. Nadie tiene la receta.

Debemos utilizar el pensamiento crítico, la creatividad y la innovación para explorar múltiples posibilidades poliédricas que, nos ayuden a avanzar. Habrá que tolerar la incertidumbre, el cambio y la niebla.

Lokinn

¿Entonces?… te preguntaras amigo/a lector/a, ¿porque insistimos en debatir sobre una falacia?

Mi respuesta es dura pero es clara. No nos atrevemos a poner encima de la mesa (y en los telediarios) el verdadero trasfondo de la disputa, a través del cual cada uno pueda aclarar sus posiciones. Seamos valientes como los hombres y las mujeres que nos precedieron en esta tierra rural, seca y áspera que es La Mancha.

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Si queremos debatir sobre qué hacer en estos tiempos convulsos, adelante, pero empecemos por el principio, preguntémonos por la cuestión nuclear que, no es decidir entre bolsa o vida. La pregunta es:

 ¿Cuántas muertes (y de quienes) estamos dispuestos a soportar, por salvar ésta economía?

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