Este primero de mayo es diferente a otros y lo es porque el COVID-19 est谩 cambiando nuestra realidad y nuestro entorno absolutamente. Otra consecuencia de ello es que no podremos salir a las calles junto a nuestras compa帽eras sindicalistas y trabajadoras, paradas y estudiantes, para reclamar empleos dignos y derechos laborales.
Tambi茅n es diferente a otros porque hemos visto a muchas mujeres solas, mujeres solas con hijos, mujeres solas con dependientes, mujeres con pareja, con familia intentar seguir adelante durante la declaraci贸n del estado de alarma por la crisis COVID-19.
Mujeres que saben de cuidados, mujeres que sufren los cuidados y mujeres que no quieren ser las que sustentan los cuidados. Cuando todo esto pase y la crisis nos deje salir a la calle a estar juntas y abrazarnos ser谩 el momento de retomar un debate que tenemos por delante desde hace tiempo y es el debate de los cuidados y del sostenimiento de la sociedad.
Cuando llega la crisis y el peligro, la econom铆a queda en un segundo plano y son los cuidados y los trabajos relacionados con ellos los que centran la lucha y la resistencia. Porque sin ayuda a domicilio, sin cajeras de supermercados, limpiadoras, reponedoras, enfermeras, empleadas dom茅sticas, auxiliares y otras profesiones, altamente feminizadas, sin esas miles de mujeres que est谩n siendo la barrera de contenci贸n en los hogares, en los tel茅fonos, en las redes, en sus trabajos y en todos sitios, la sociedad y la vida se vienen abajo. Todo ello, tambi茅n es producci贸n porque resulta ser lo que necesitamos para sostener cotidianamente la vida y, as铆, reclamamos este primero de mayo, y todos, reconocer el valor social y contributivo de los cuidados.
La EPA del primer trimestre del a帽o, nos muestra que en Castilla-La Mancha hay 177.100 parados, de los que 74.500 eran hombres y 102.600 mujeres. Por su parte la tasa de paro general era del 18,11 %, pero del 13,60 % en hombres y del 23,87 % en mujeres.
El riesgo de pobreza y exclusi贸n social de las mujeres que muestran estas cifras en Espa帽a y en nuestra regi贸n supera al de los hombres y se instala especialmente en los hogares monomarentales. Se han perdido y se perder谩n empleos que nos conducen a replantear todo el sistema de cuidados en residencias, centros de d铆a, atenci贸n a la infancia y la dependencia, as铆 como ayuda a domicilio. Muchas mujeres llevan a帽os avisando de la precaria situaci贸n de los trabajos que desarrollaban en todos esos sectores que en este momento se han considerado esenciales. Son sectores que no se consideraban productivos pero que debemos reconocer como tal, porque producci贸n es todo aquello que necesitamos para sostener cotidianamente la vida. Urge reconocer su valor social y contributivo a trav茅s de contratos dignos y sueldos justos.
Cuando todo esto acabe no olvidaremos que la lucha y el trabajo de las mujeres contin煤a para no dejar a ninguna atr谩s, para no dejar a nadie atr谩s.