El administrador apostólico de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, que ha sido nombrado arzobispo de Toledo, ha indicado que «facilitará» que Guadalupe y su Monasterio pasen a depender de una diócesis extremeña para que la patrona de Extremadura, la Virgen de Guadalupe, pertenezca a la provincia eclesiástica extremeña.
Cerro ha señalado que su postura ante este asunto cuando llegue a Toledo será «la que ha sido siempre», en la que ha defendido que la patrona de Extremadura «no tiene que estar fuera de la provincia eclesiástica» porque es algo de «sentido común».
Se trata de una decisión que se debe tomar en Roma, donde hace tiempo que se ha remitido toda la documentación para que se inicie el proceso. «Desde mi postura de arzobispo, facilitaré que se realice porque esta realidad es de sentido común», ha dicho el prelado en una rueda de prensa este lunes tras un desayuno con los medios de comunicación.
«Habrá que procurar que se dé una solución», ha dicho Cerro, que ha añadido que lo más «delicado» sería si tuviese que haber un traslado de los 30 pueblos extremeños que pertenecen al Arzobispado de Toledo, lo que conllevaría más trámites, por lo que «será más fácil si solo es el monasterio y la Puebla de Guadalupe» el que se traslade a una diócesis extremeña.
Aunque el Vaticano será el que tome la última decisión, lo cierto es que el nombramiento de un arzobispo extremeño en Toledo alisará el camino para la consecución de esta reivindicación histórica de los extremeños. «Tarde o temprano eso se tendrá que hacer y esperemos que lo conozcamos todos porque es de sentido común», ha aseverado respecto a este asunto.
UN SÍNODO, VARIAS OBRAS Y MÁS MUJERES
El nuevo arzobispo de Toledo, que tomará posesión de su cargo el 29 de febrero, ha repasado su labor en la diócesis cacereña en la que ha destacado el Sínodo, que se ha celebrado durante cuatro años de su mandato, como la «gran obra» de su servicio diocesano. En él han participado más de 3.000 personas para asentar las bases por las que debe caminar la Diócesis de Coria-Cáceres en temas como la transmisión de la fe, la erradicación de la pobreza, la presencia del laicado y la evangelización.
Para «caminar juntos» se han realizado varias reuniones temáticas con «mucha participación», ha dicho Cerro, que ha recordado que el último Sínodo que se celebró en la diócesis fue hace 30 años con el obispo Jesús Domínguez, y antes no había habido ninguno desde hacía cien años.
Otras obras de carácter patrimonial, como la reforma del Seminario de Cáceres donde viven de forma permanente unas 40 personas, la rehabilitación de la catedral de Coria, la restauración de la concatedral de Cáceres, o las obras en la parroquia de Gata, son otros legados de Francisco Cerro desde que llegó a Extremadura procedente de Valladolid un mes de junio de 2007, hace casi 13 años.
«Me voy con la esperanza de que se han hecho muchas cosas bien», ha señalado Francisco Cerro, que también ha visitado los 160 pueblos de la diócesis que son atendidos por un centenar de sacerdotes, que tienen una media de edad de 66 años.
Fomentar el laicado con el nombramiento de diez diáconos permanentes, impulsar el nombramiento de la Semana Santa de Cáceres como Fiesta de Interés Turístico Internacional, la fundación de la Escuela Diocesana de Cofrades y la formación permanente de los sacerdotes son otros de sus logros, mientras que el «reto» en el que hay que seguir trabajando es el del relevo de clérigos.
«Es un auténtico reto aunque aquí tampoco estamos muy mal porque se siguen ordenando sacerdotes y en estos años he ordenado a unos veinte», ha apuntado el prelado, que ha abogado por impulsar la presencia de los laicos y los jóvenes en la Iglesia. «Son las dos cosas que los que vengan tendrán que hacer hincapié y potenciar las vocaciones y la familias, hay que contar con ellos para la Iglesia», ha apostillado.
En estos trece años, Cerro también ha impulsado la comunicación en el Obispado con la creación de una Delegación de Medios, que tiene como responsable a una periodista. Además, cinco mujeres han estado al frente de delegaciones episcopales y este mismo lunes serán nombradas dos más, ya que María José Sánchez García pasará a ser Delegada de Relaciones Interconfesionales y Elena Esnaola, se encargará de la Delegación del Mundo Rural.
«Me voy muy contento porque he estado feliz ya que la diócesis es muy viva y con muchas posibilidades», ha dicho Cerro, que deja aquí «muchos amigos», según ha dicho este extremeño que nació en Malpartida de Cáceres el 18 de octubre de 1957. Fue ordenado sacerdote en Toledo el 12 de julio de 1981 y ahora vuelve allí como arzobispo del que dependerán 30 municipios de tres arciprestazgo (uno de Cáceres y dos de Badajoz) que están incluidos en el Arzobispado de Toledo.
DESPEDIDA DE CERRO
Antes del acto de su toma de posesión como arzobispo, la Diócesis de Coria-Cáceres le rendirá un homenaje de despedida con la celebración de dos eucaristías, una en la concatedral de Cáceres el sábado 15 de febrero a las 12,00 horas, y otra en la parroquia de Santiago, en Coria, el domingo 16 de febrero a las 17,00 horas.
Después viajará a Toledo el 28 de febrero y su primera parada será el primer pueblo de la Diócesis de Toledo que se encontrará en su camino, Calzada de Oropesa. Allí le esperará el arciprestazgo para conducirlo a la Casa de Espiritualidad de Toledo donde pasará la noche con los vicarios que le acompañen y su familia.
Al día siguiente, Francisco Cerro será recibido en la Puerta de Bisagra por las autoridades locales, con la alcaldesa Milagros Tolón a la cabeza, y desde allí se dirigirán a la puerta de la catedral donde estará el nuncio. Cerro caminará por la nave central hacia la ceremonia que no será una ordenación como obispo, puesto que él ya lo es y solo se trata de un cambio de diócesis.
En la Diócesis de Coria-Cáceres, a partir del día 29, habrá que nombrar un administrador apostólico o diocesano que dirigirá la diócesis hasta que se conozca el nuevo obispo, aunque tendrá algunas limitaciones como la imposibilidad de hacer nombramientos y ordenaciones.
Después las diferentes diócesis españolas harán propuestas para ocupar la plaza que deja vacante Francisco Cerro y se remitirá una terna a la Santa Sede para que elija al nuevo obispo de Coria-Cáceres entre los seleccionados, un proceso que suele durar menos de un año, aunque no tiene un plazo concreto.