sábado, 23 noviembre, 2024

Monsalve apunta a un origen de Manzanares más allá del medievo

El arqueólogo manzanareño disertó sobre la Edad del Bronce en La Mancha y habló de yacimientos que revelan una ocupación humana prehistórica en este municipio

Manzanares, que rememora estos días su origen medieval, pudo tener sus antecedentes en otros asentamientos humanos prehistóricos en la Edad del Bronce. Así lo apuntó el arqueólogo y doctor en Historia Alfonso Monsalve Romera en una ilustrativa y concurrida conferencia organizada por la Asociación ‘El Zaque’ en el marco de las VIII Jornadas Medievales.

La sala de conferencias de la ‘Casa Malpica’ se quedó pequeña en la tarde-noche del viernes. La conferencia ‘Manzanares y La Mancha durante la Edad del Bronce’, a cargo del manzanareño Alfonso Monsalve Romera, levantó gran expectación y sirvió para que el público conociera cómo fueron los poblados de nuestro entorno en esta etapa de la prehistoria, cómo vivían nuestros antepasados, qué comían y cómo era esta zona hace unos 4.000 años, en la que la vegetación era más abundante.

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Con más de 40 excavaciones arqueológicas, máster en Antropología Física Forense y Doctor en Historia especializado en el Bronce manchego, Alfonso Monsalve dirige actualmente las excavaciones que realiza la Universidad de Granada en el cerro ‘Milanero’, en el municipio ciudadrealeño de Alhambra, según destacó de su currículo el presentador del acto, Francisco Contreras, de ‘El Zaque’.

Monsalve se mostró convencido de que “debajo de nuestros pies hay en La Mancha toda una civilización y cultura por descubrir” que daría para siglos de excavaciones. Puso de relieve que por el lugar que hoy ocupa Manzanares, en la Edad del Bronce ya confluían numerosas rutas y caminos junto a los cuales se establecían los poblados. Por ello, se puede pensar que Manzanares no tuvo un origen medieval y sí prehistórico.

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En este sentido, el ponente habló de yacimientos en la sierra de Siles que revelan asentamientos en la Edad del Bronce, o como el del torreón de Moratalaz, junto al río Azuer, que podría ser otra motilla situada entre las motillas del Azuer, en el término de Daimiel, y la del Espino, en el de Membrilla. Estos yacimientos en el término manzanareño son joyas por descubrir e investigar “que deben ser puestos en valor para conocer nuestro pasado ya que conocemos bien nuestro pasado medieval pero no el más remoto, más allá de los siglos XII y XIII”. “Ojalá algún día se pueda excavar y resolver el misterio”, añadió al final de su conferencia.

Motillas, morras, castellones, cabañas,… De manera muy didáctica, el ponente explicó los diferentes tipos de asentamientos y poblados de la Edad del Bronce en La Mancha y el Campo de Montiel. Las motillas “son una excepcionalidad”, construcciones poco frecuentes y atípicas, afirmó.

En esta etapa del Bronce manchego, que se extiende entre el 2.500 y el 1.500 a.C., la forma de vida era a través de la ganadería, la agricultura y el intercambio. Tenían un conocimiento avanzado de la agricultura, pues cultivaban la misma variedad de cereal; elaboraban queso, como demuestran las queseras encontradas; y hervían, asaban u horneaban la carne que comían, principalmente de ovejas y cabras, cerdos y, en momentos de escasez, de perro, según apuntan los restos arqueológicos de los distintos yacimientos.

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