Para entender el presente, primero debemos entender el pasado. Sobre todo para entender en que grado nos afectaron las costumbres y tradiciones que llegan a nuestros días. Estos son los cimientos sobre los que se asientan las ruinas de Segóbriga.
Segóbriga es el más claro ejemplo de la progresión social y del desarrollo urbano en la Meseta sur en época romana. Fue definida por Plinio como extremo de la Celtiberia, fue citada en antiguas fuentes en el marco de las guerras de los siglos II y a.C. La minería y la explotación agrícola de la periferia debieron ser los motores principales del crecimiento y desarrollo monumental de Segóbriga, hasta convertirse en el más importante centro urbano de la Meseta.
Acueductos que transportaban agua para abastecer a los ciudadanos. Un teatro, donde las obras de Plauto se representaban, nada de tragedias griegas; obras satíricas y burlescas, alguna subida de tono, como gustaba a los ciudadanos de aquella época. El anfiteatro, lo suficientemente grande como para que gladiadores pelearan contra jabalíes del bosque y toros de dehesa. Hasta a veces, cuando había elecciones a edil, los candidatos traían bestias de tierras lejanas del otro lado del Mare Notrum,… hasta elefantes llegaron a traer.
A 100 kilómetros de la capital de España, en las afueras del municipio de Saelices, en Cuenca, nos encontramos con el parque arqueológico de Segóbriga, una de las ciudades romanas mejor conservadas de la Península Ibérica y el más importante conjunto arqueológico de la Meseta
En el foro, se podían encontrar presentes que ni el mismísimo Júpiter habría puesto en Roma. Termas donde los más longevos habrían compartido su sabiduría con los jóvenes en un rato de tranquilidad,…. Extranjero, que los dioses os sean propicios y que podáis resolver los asuntos que os han traído hasta aquí.