No, no voy a hacer huelga mañana día 8 de marzo. Siempre he pensado que este día no tendríamos que celebrarlo porque ya celebramos el 1 de mayo, el Día del Trabajador y ahí estamos incluidas las mujeres, por lo que no tendría que ser necesario celebrar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Tampoco entiendo muy bien la coletilla de “trabajadora” que se añade al día de la mujer, ya que no conozco ni una sola mujer que no trabaje, sea dentro o fuera de casa, porque todas, absolutamente todas, trabajamos de una manera u otra. Este mismo día en sí nos discrimina y nos desiguala pero, también es cierto que hablo en condicional: no tendríamos que celebrarlo, no tendría que existir, etc. Por desgracia hay que celebrarlo y tiene que existir, porque somos muchas las que sufrimos la famosa “brecha salarial” de la que tanto se habla. Somos muchas las que trabajamos igual -o incluso más- que otros compañeros y cobramos menos. Es más, somos muchas las que, haciendo el mismo trabajo, ya no sólo que otros hombres, sino que otras mujeres, y también cobramos menos. Somos muchas las que, después de años de trabajo y dedicación, seguimos sin ser reconocidas e incluso ganando como al principio.
Vuelvo al inicio de esta reflexión: no, no voy a hacer huelga mañana. Me encantaría, pero no puedo hacer huelga porque si la hago, me quitan el día, cobraré menos de lo que ya cobro y entonces no llegaré a fin de mes. Y como yo, otras tantas mujeres que necesitan cobrar ese día y que harían huelga encantadas, pero tampoco se lo pueden permitir. Tampoco haré huelga mañana porque no soy de color morado, ni de color naranja, ni azul, ni rojo. Yo no soy de ningún color. Nadie me representa y no quiero una huelga manipulada con fines políticos que benefician a unos y ensombrecen a otros, porque todos tienen culpa. Los que convocan son los primeros que no predican con el ejemplo y no tienen paridad en sus listas ni en su cúpula de poder. así que mañana iré a trabajar, a defender lo mío y a demostrar, trabajando, que soy necesaria, como todas las mujeres que trabajamos y como todos los hombres. Nadie es más que nadie.
Me encantaría, pero no iré a una huelga que sí es necesaria porque todavía, por desgracia, existe desigualdad salarial, abusos, acoso y un persistente desequilibrio que parece no terminar nunca y que nunca llegará. Parece que nunca llegará y me temo que mis ojos no lo verán. Seguiremos en un mundo dominado y gobernado por hombres con mujeres en la sombra igual de importantes que ellos. Y lo peor de todo, parece que nunca lograremos esa igualdad por culpa de algunas mujeres que han entendido mal el feminismo y que, seguramente sin quererlo, lo degradan. Mujeres que exigen en cueros no me representan. No me representan los movimientos feministas que ponen puertas a la libertad de las mujeres (como, por ejemplo, las que han conseguido que las azafatas de la Fórmula 1 pierdan su trabajo). Tampoco me representan aquellas que se ofenden porque un hombre les diga un piropo o quiere que se diga “portavoza” en vez de portavoz. Eso no es feminismo. Feminismo busca la igualdad y la libertad. Así que mañana, que hagan la huelga por mí las que si pueden. Ojalá sirva para que yo mañana cobre igual que un compañero que hace el mismo trabajo que yo y así pueda permitirme, en la próxima huelga, faltar a trabajar para luchar por las que tampoco puedan.
Mañana no haré huelga, por Rosana Güiza
Ya celebramos el 1 de mayo, el Día del Trabajador y ahí estamos incluidas las mujeres