
El castillo de Consuegra, conocido también como Castillo de la Muela, se alza majestuoso sobre el cerro Calderico en la provincia de Toledo. Con más de mil años de historia, esta fortaleza es hoy uno de los principales referentes patrimoniales de Castilla-La Mancha y forma, junto a los icónicos molinos de viento, una de las estampas más representativas de la región.
Construido en el siglo X como una alcazaba califal, el castillo pasó a manos cristianas en 1097 y fue cedido finalmente a la Orden de San Juan en 1183 por el rey Alfonso VIII. Esta orden religiosa-militar lo reformó y amplió entre los siglos XII y XIII, convirtiéndolo en una auténtica fortaleza de estilo cruzado, inspirada en modelos como el Krak de los Caballeros.
La fortaleza cuenta con una planta cuadrada, cuatro torres semicirculares y una imponente muralla de 4,5 metros de espesor. Dispone de un sistema de recogida de agua con aljibes abovedados, varias puertas defensivas, mazmorra, capilla y sala capitular. Aunque sufrió importantes daños durante la Guerra de la Independencia y la desamortización de Mendizábal, el Ayuntamiento inició su recuperación en 1962, una labor que continúa hoy.
El castillo, junto a los doce molinos de viento que lo rodean, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2008. Muchos visitantes lo asocian con el episodio más célebre de Don Quijote de la Mancha, cuando el caballero ataca a los “gigantes” que no son sino molinos, añadiendo valor literario al interés histórico.

Entre las curiosidades más destacadas del castillo, se encuentra su similitud arquitectónica con fortalezas de Tierra Santa utilizadas por los cruzados. La torre albarrana, separada del cuerpo principal y unida por un puente, es uno de los elementos defensivos más singulares de la edificación.
El castillo también fue testigo de intrigas palaciegas, como la detención en sus dependencias de Fernando de Valenzuela, un influyente cortesano durante el reinado de Carlos II. Además, a pocos metros del recinto, Consuegra alberga la mayor presa romana conservada en la península ibérica, lo que subraya la importancia histórica del enclave desde tiempos antiguos.
Otra particularidad es que en el interior del castillo se han hallado restos de armas medievales, objetos de uso cotidiano y piezas cerámicas que forman parte hoy de la colección del Museo Arqueológico de la localidad. Además, en agosto se celebra una recreación histórica de la batalla de Consuegra, con trajes de época, campamentos y escenografías que permiten revivir el ambiente medieval de la época.

Para los visitantes, se recomienda realizar la visita guiada organizada por la Oficina de Turismo, con salidas desde el molino Bolero. Los recorridos incluyen estancias como la sala capitular, la prisión o el paso de ronda, además de ofrecer una vista panorámica de la llanura manchega.
Durante el verano, el castillo abre todos los días en horario de mañana y tarde. La entrada general ronda los 8 euros, con descuentos para menores y gratuidad para niños pequeños. La experiencia se completa con la visita a los molinos, al museo local y a los diversos miradores del cerro Calderico.
El castillo de Consuegra no solo es un ejemplo sobresaliente de arquitectura militar medieval, sino también un lugar vivo, que conecta pasado y presente en uno de los paisajes más emblemáticos de Castilla-La Mancha. Una parada obligatoria para quienes deseen entender y disfrutar la historia de esta tierra.