El embalse de Cazalegas, situado en la provincia de Toledo, se alza como uno de los espacios naturales más apreciados del río Alberche, afluente del Tajo. Construido en 1949, con una capacidad de 7 hm³ y una superficie de 150 hectáreas, este pantano de presa de gravedad retiene las aguas gracias a sus compuertas y se ha convertido en un lugar privilegiado para quienes buscan tranquilidad, naturaleza y ocio en los últimos días del verano.
La riqueza del embalse no se limita al agua que alimenta al Canal Bajo del Alberche —destinado al abastecimiento y al riego de las huertas de la zona—, sino que se extiende a su entorno natural. La cola del embalse forma parte de la Red Natura 2000, dentro del Lugar de Interés Comunitario “Sotos del Río Alberche”, lo que lo convierte en un enclave de gran valor ecológico. Flora, fauna y rutas dirigidas por la Confederación Hidrográfica del Tajo ofrecen una ventana al patrimonio ambiental de la comarca.
A la orilla del embalse, en plena Sierra de San Vicente, el paisaje se dibuja entre encinas, robles y alcornoques. En las vegas, olivos, vides y hortalizas conviven con las aguas que se deslizan hacia el Tajo. Es un escenario donde el frescor del chapuzón veraniego se combina con la calma de la pesca —bogas y carpas— y con deportes náuticos como el wakesurf o el esquí acuático.

El acceso al embalse es sencillo y cercano. Desde el centro urbano de Cazalegas se puede llegar en coche, por la carretera TO-1261, o bien a pie, disfrutando de un paseo por la acera peatonal que conduce directamente hasta el pantano. Su proximidad con Talavera de la Reina, a tan solo 10 kilómetros, convierte al embalse en una escapada perfecta para los talaveranos: bastan apenas quince minutos en coche por la carretera N-403 para alcanzar este entorno natural. Una vez allí, la presa acoge a pescadores habituales, mientras que en los alrededores los visitantes encuentran restaurantes, urbanizaciones y cámpines que completan la experiencia.
Además del atractivo de su embalse, Cazalegas invita a descubrir otros tesoros culturales y festivos. Su iglesia parroquial de San Vicente, las celebraciones de la Candelaria o San Vicente, y el paso de la histórica Senda de Viriato enriquecen la visita. No es casualidad que la localidad se recomiende para hacer escapadas con niños, un recorrido pensado para vivir experiencias extraordinarias en familia.

En estos días de transición hacia el otoño, el embalse de Cazalegas se convierte en ese rincón donde aún es posible darse los últimos chapuzones del verano. Un espacio donde el tiempo parece detenerse y donde la naturaleza, el agua y la tradición se funden en un mismo horizonte.