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¿Hasta que punto somos dependientes de la tecnología?

Los aparatos electrónicos han cambiado nuestras vidas y no han dejado de revolucionar el mundo desde la invención del teléfono hace dos siglos. La aparición del primer PC (Personal Computer) en 1971, y del primer teléfono móvil en 1973 dieron un giro a las conocidas como tecnologías de la comunicación.

Años más tarde, un proyecto secreto de Estados Unidos saldría a la luz para ser comercializado: nacía en ese momento la World Wide Web, universalizando el acceso a Internet con navegadores y páginas web. Nuestras vidas comenzaban a cambiar para siempre.

Desde entonces, miles de aparatos electrónicos han penetrado en los hogares para hacer la vida más fácil. Hoy en día hay de todo: portátiles, relojes inteligentes, robots de cocina, coches inteligentes y un largo etcétera.

Sin embargo, no hay duda de que la herramienta más importante para el día a día es el teléfono móvil. Sin ellos, el mundo se para.

El mundo actual cada vez está más hiperconectado. La dependencia de Internet y las buenas telecomunicaciones son esenciales para nuestro entorno, y de ellas depende el correcto funcionamiento económico y social. Todas las administraciones y empresas informatizan sus datos depositando su confianza en la red.

Cada vez menos atención

El tiempo medio de atención de las personas disminuye a medida que pasan los años. Según un estudio de Microsoft, la capacidad de atención de las personas es de 8 segundos. Este dato se ha reducido debido al desarrollo del mercado de la atención, mayormente en Internet, en el que empresas luchan por hacerse con la atención del usuario.

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Según el presidente de la cadena ARTE France, Bruno Patino, esta incapacidad de concentración se debe a la implantación de un “capitalismo digital” basado en la destrucción de nuestra concentración.

Un futuro con mayor dependencia

Las nuevas generaciones van camino de estar más hiperconectadas. Los más jóvenes son los que mejor se entienden con la tecnología, pero también los más dependientes.

Cada vez es más común ver la imagen de niños viendo vídeos en tablets o smartphones. La generación Alpha, que comprende los nacidos desde 2013 hasta ahora, está creciendo en un entorno digital. Año tras año, los niños manejan con más destreza la tecnología y se vuelven comunes en ellos aparatos no tan familiares para generaciones anteriores, como las gafas de realidad virtual.

¿Hasta que punto somos dependientes de la tecnología?

El apagón, la evidencia de que no todo es infalible

La mañana del 28 de abril la península ibérica se quedó sin luz en prácticamente todos los puntos del país, afectando también a Portugal y parte de Francia. El día se hizo muy largo hasta que se restableció el suministro eléctrico. En algunos puntos de la región no se recuperó el suministro eléctrico hasta entrada la madrugada del 29.

El cero eléctrico dejó trenes parados en todo el país. Se suspendieron clases y muchos comercios se vieron obligados a cerrar en un día de caos en las estaciones de transporte y en la circulación. Y miles de personas, a la desesperada, intentaron comprar en los pocos supermercados abiertos a sabiendas de que no tenían opción de calentar la comida.

Además, la comunicación entre la población se vio interrumpida en ese tiempo debido a que muchos teléfonos móviles estuvieron sin cobertura.

El gran apagón evidenció la confianza que depositamos en la tecnología y la dependencia que tenemos. Las grandes ciudades son el reflejo de este fenómeno. Hechos como este que ponen en jaque la vida de todo un país e invitan a reflexionar sobre la fragilidad de nuestro modo de vida.