El castillo de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara, es uno de los grandes tesoros medievales de Castilla-La Mancha. Su imponente silueta domina la ciudad desde lo alto de una colina y sus muros encierran más de mil años de historia, leyendas y curiosidades que lo convierten en una visita imprescindible tanto para aficionados al patrimonio como para quienes buscan una escapada cultural o romántica.
Levantado sobre una antigua alcazaba musulmana del siglo VIII y con vestigios visigodos aún más antiguos, el castillo fue reconquistado por el obispo Bernardo de Agen en 1123. Durante siglos sirvió como residencia de los obispos de Sigüenza, aunque también alojó a figuras históricas como los Reyes Católicos, Juana la Loca o el Cardenal Cisneros. Su planta rectangular, sus torres almenadas y su barbacana defensiva son testimonio de su papel estratégico y residencial.
Entre las curiosidades que rodean al castillo destaca la leyenda de doña Blanca de Borbón, reina de Castilla en el siglo XIV, quien, tras ser repudiada por su esposo Pedro I, fue recluida en el castillo durante años. La tradición local asegura que su espíritu todavía ronda por los pasillos del parador, con visitantes que aseguran haber oído lamentos o percibido presencias inexplicables. Este tipo de relatos han dado al lugar un aura de misterio que atrae tanto a curiosos como a apasionados de lo paranormal.
Otro dato interesante es su uso como plató de cine y televisión. El castillo ha sido escenario de diversas producciones históricas gracias a su autenticidad arquitectónica y su atmósfera única. Entre ellas, destacan la serie internacional Glow & Darkness, que recrea la vida de personajes medievales europeos, y la serie de Traitors España. Además, ha aparecido en películas como Cristóbal Colón, el descubrimiento (1992) y Juana la Loca (2001). Su presencia en el cine y las series contribuye a reforzar su atractivo como destino turístico y cultural.






La visita al castillo no requiere necesariamente alojarse en el Parador Nacional que hoy lo ocupa, aunque hacerlo permite disfrutar de una experiencia completa. El alojamiento ofrece habitaciones decoradas con mobiliario de inspiración medieval, techos con vigas de madera, grandes chimeneas y salones que conservan el encanto histórico del edificio. Uno de los mayores atractivos es desayunar en su comedor señorial, con vistas al patio de armas.
Para quienes visiten el castillo, es recomendable iniciar el recorrido por el patio de armas y la torre del homenaje, donde se conservan elementos defensivos originales. También es posible visitar la capilla románica y recorrer las murallas, desde las que se obtiene una vista privilegiada de toda la ciudad y el paisaje de la comarca de la Sierra Norte de Guadalajara.
UN PASEO POR SIGÜENZA
La ciudad de Sigüenza complementa la visita con un casco histórico bien conservado. Destacan la catedral, la Plaza Mayor renacentista, la Casa del Doncel y varias iglesias de diferentes estilos. Además, el entorno natural ofrece rutas a pie o en bicicleta por el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, ideal para una escapada activa.
Una recomendación adicional es planificar la visita en primavera u otoño, cuando el clima es más suave y el paisaje luce especialmente fotogénico. Durante estos meses también se celebran eventos gastronómicos como el concurso de pinchos medievales, donde los bares de la ciudad recrean recetas inspiradas en la Edad Media.
En definitiva, el castillo de Sigüenza ofrece mucho más que una visita monumental: es una experiencia que combina historia, arquitectura, naturaleza y leyenda en un entorno con identidad propia.