La provincia de Cuenca esconde auténticas joyas patrimoniales que combinan historia, cultura y tradiciones. Aunque existen muchas opciones turísticas, hoy hacemos un repaso por tres de los pueblos con más encanto de la provincia y destinos ideales para una escapada. Su legado histórico, sus monumentos bien conservados y su gastronomía típica conquistan a quienes los visitan.
Cada uno de estos municipios ofrece una experiencia única: desde un impresionante castillo medieval hasta la monumentalidad renacentista o los icónicos molinos de viento. A través de sus calles y paisajes, los visitantes pueden sumergirse en la historia de Castilla-La Mancha, disfrutando además de su excelente gastronomía y sus festividades tradicionales.
Belmonte: un viaje al medievo en su imponente castillo
Situado en plena Mancha conquense, Belmonte es conocido por su imponente castillo del siglo XV, una de las fortalezas mejor conservadas de España. Construido por orden de Juan Pacheco, marqués de Villena, el castillo es hoy visitable y ha sido escenario de rodajes cinematográficos. Desde sus murallas se obtienen vistas espectaculares de la llanura manchega.
Otro atractivo del municipio es la colegiata de San Bartolomé, de estilo gótico-mudéjar, que alberga valiosos retablos y sepulcros. Además, los amantes de la literatura pueden seguir los pasos de Fray Luis de León, quien nació en Belmonte en 1527.
Uno de los planes imprescindibles es pasear por su casco histórico, con casas solariegas y plazas con encanto. Además, en verano se celebra el Torneo Internacional de Combate Medieval en el castillo, un espectáculo que transporta a otra época.
San Clemente: arte renacentista en la Mancha
San Clemente, declarado conjunto histórico-artístico, destaca por su riqueza arquitectónica, especialmente su Plaza Mayor, presidida por el ayuntamiento renacentista. Este edificio, con su característico artesonado y su fachada plateresca, es una de las joyas del Renacimiento en Castilla-La Mancha.
Otro de los monumentos más relevantes es la iglesia de Santiago Apóstol, con una impresionante portada plateresca y un interior que alberga retablos barrocos. También merece la pena visitar el Museo de Obra Gráfica de la Fundación Antonio Pérez, con exposiciones de arte contemporáneo.
San Clemente es también un destino gastronómico de primer nivel. No se puede visitar sin probar su gazpacho manchego o el cordero asado, platos típicos que reflejan la tradición culinaria de la zona.
Mota del Cuervo: los famosos molinos de viento
Mota del Cuervo es conocida como el “Balcón de La Mancha” por sus espectaculares vistas desde la sierra de los molinos. Estos icónicos molinos de viento recuerdan a los descritos por Cervantes en Don Quijote de la Mancha y son el principal atractivo del municipio. Los visitantes pueden recorrerlos y conocer su funcionamiento en la molienda tradicional que se realiza algunos fines de semana.
En el casco urbano, destacan la iglesia de San Miguel Arcángel y la plaza Mayor con sus soportales. También es recomendable visitar el Museo de la Alfarería, donde se muestra la tradición alfarera de Mota del Cuervo, que sigue viva gracias a talleres artesanos.
Además, cada primer domingo de agosto se celebra la Fiesta de la Vendimia, con desfiles y actividades en torno al vino, un producto esencial en la economía local.
Una ruta para descubrir la esencia de Cuenca
Estos tres pueblos ofrecen una combinación perfecta de historia, cultura y tradiciones que permiten conocer la esencia de Cuenca. Desde castillos medievales hasta molinos de viento y plazas renacentistas, Belmonte, San Clemente y Mota del Cuervo son paradas obligatorias para quienes buscan una escapada con encanto en Castilla-La Mancha.
Más allá de estos tres destinos, la provincia de Cuenca cuenta con otros municipios que también conquistan a los viajeros. Alarcón, con su espectacular conjunto amurallado y su castillo convertido en parador, es una joya medieval junto al río Júcar. Priego, rodeado de naturaleza y con su famosa iglesia de San Nicolás de Bari, es un lugar ideal para el turismo rural. Y, por supuesto, no se puede olvidar Huete, conocido por su patrimonio barroco y sus numerosos conventos.
Todos estos destinos hacen de Cuenca una provincia repleta de rincones por descubrir.
