Ciudad Real volvió a vivir ayer, jueves 31 de julio, una de sus jornadas más esperadas: La Pandorga, fiesta declarada de Interés Turístico Regional que reunió a miles de personas en torno a la Virgen del Prado, la tradición y la convivencia. Desde primera hora de la tarde, la Plaza Mayor se convirtió en el epicentro de la celebración con el nombramiento oficial de Daniel Rodríguez como Pandorgo 2025 y de María Cieza como Dulcinea, en un acto institucional presidido por el alcalde Francisco Cañizares y la concejal de Festejos, Mar Sánchez.
El alcalde destacó que “la Pandorga es la fiesta más identitaria que tiene Ciudad Real, un símbolo del sentimiento manchego de la capital”, recordando su resurgir en los primeros años de la democracia y su carácter acogedor.
Tradición y emoción en la ofrenda
Tras el acto central, partió el tradicional desfile hacia la Catedral, donde se celebró la ofrenda a la Virgen del Prado. Participaron 58 delegaciones de hermandades, asociaciones y peñas, además de numerosos vecinos y visitantes. El presidente del Cabildo Prioral, Bernardo Torres, recordó que la Pandorga tiene “un origen sencillo y humilde, de agricultores que daban gracias tras la cosecha”.
Emocionado, Daniel Rodríguez, Pandorgo 2025, pidió a la Patrona “por quienes madrugan, por nuestros mayores, por los niños y por todos los que recurren a ella cuando más lo necesitan”.
La limoná, protagonista de la noche
El patio exterior del Antiguo Casino volvió a ser el escenario del reparto de la tradicional limoná, preparada este año con más de 450 litros y 25 kilos de garbanzos tostados. “La limonada es mucho más que vino, limón y azúcar; es compartir y abrir las puertas a todos”, explicaban Ricardo y Ana, encargados de la elaboración.
Los asistentes confirmaron que la bebida no faltó en ningún momento. Jacinto, miembro de la banda de música, señalaba con humor: “Mientras esté fresquita, me vale. El año pasado lo que se acabaron pronto fueron los garbanzos”.
Voces de la Pandorga
La jornada dejó testimonios de orgullo y emoción. María Cieza confesaba que ser Dulcinea era “un sueño cumplido desde niña”, mientras Daniel Rodríguez lo definió como “uno de los mayores honores para un ciudadrealeño que ama a su tierra”.
No faltó la presencia de visitantes de otras regiones. Una delegación de la Falla Permona de Valencia aseguraba sentirse “encantados de compartir esta fiesta tan acogedora con el pueblo manchego”.
También hubo espacio para la emoción familiar. Bea, vestida de manchega junto a su pequeña hija, reconocía: “Quiero que viva nuestras tradiciones desde pequeña, es el día más esperado del año”.
Incluso desde fuera de Castilla-La Mancha llegaron testimonios. Agustín, natural de Córdoba, destacaba “la cantidad de personas y la belleza de las ofrendas”, mientras Amparo y Pili, ciudadrealeñas afincadas en Barcelona, celebraban volver a vivir la fiesta: “Ciudad Real nos llena de orgullo, aquí nadie se siente forastero”.
Música y fiesta hasta la madrugada
El folclore y la música pusieron el broche final a la jornada. Grupos como la Asociación de Coros y Danzas Nuestra Señora del Prado o Mazantini llenaron la tarde de tradición, mientras que las orquestas La Mundial y Mucho Pop 80 hicieron bailar a miles de personas en la Plaza Mayor y la Plaza del Pilar. La madrugada arrancó con los esperados Toros de Fuego, que despidieron la primera noche de agosto.
Ciudad Real vuelve a demostrar con La Pandorga que sigue viva la esencia manchega, entre la devoción a la Virgen del Prado y la alegría de compartir. Como resumía un vecino en plena fiesta: “La Pandorga es única; aquí nadie es extraño y todos somos bienvenidos”.




