En Castilla-La Mancha viven actualmente 75.500 familias monoparentales, de las cuales un 80 % están lideradas por mujeres, es decir, 60.700 madres que sostienen solas a sus hogares. Esta es una de las principales conclusiones del 13.º informe «Monoparentalidad y Empleo» elaborado por la Fundación Adecco, que alerta sobre el creciente riesgo de pobreza intergeneracional en estos hogares debido a la inestabilidad laboral y la falta de apoyo estructural.
La directora de Inclusión de la Fundación, Begoña Bravo, advierte que la combinación de “coste de vida al alza y sobrecarga de cuidados” está debilitando el principal motor de movilidad social: la educación. “La pobreza puede transmitirse de una generación a otra, lo que refuerza la necesidad de garantizar un empleo digno, estable y compatible con el cuidado”, señala Bravo.
La educación, un gasto cada vez más inasumible
El informe revela que el 55 % de las madres en solitario no puede asumir los gastos educativos de sus hijos, un porcentaje que ha subido 12,5 puntos desde 2023. Esta situación afecta directamente al acceso a comedor escolar, actividades extraescolares, material didáctico, transporte y conexión digital, factores clave para la igualdad de oportunidades.
“Estas dificultades derivan de una cronificación del desempleo y de empleos precarios que no permiten la autonomía económica ni la inclusión social a largo plazo”, indica la Fundación en el documento, basado en una encuesta a 353 mujeres con responsabilidades familiares no compartidas.
La discriminación y la falta de conciliación, barreras constantes
Casi la mitad de las encuestadas (48,6 %) afirma haber sido discriminada en procesos de selección al exponer su condición de madre en solitario. Entre las mujeres extranjeras, esta cifra asciende al 55 %. A ello se suma la imposibilidad de conciliar, que lleva a 7 de cada 10 mujeres (72,8 %) a rechazar ofertas de empleo.
Los principales obstáculos para acceder o mantener un empleo son:
- Horarios incompatibles (63,2 %)
- Coste inasumible de cuidados (49,9 %)
- Falta de red de apoyo (38,9 %)
Ante esta realidad, el 84 % estaría dispuesta a aceptar empleos por debajo de su cualificación y el 45 % aceptaría trabajos en la economía sumergida o irregular, empujadas por la necesidad urgente de ingresos.
Trayectorias laborales marcadas por la penalización
La penalización no acaba con el acceso al empleo. Una vez contratadas, el 59,7 % de las mujeres siente que sus responsabilidades familiares limitan su proyección profesional, viéndose excluidas de proyectos, turnos favorables o promociones.
Mª José Bordetas, consultora especialista en inclusión de mujeres en riesgo de exclusión, señala que “la discriminación en el desempeño, la incompatibilidad horaria o la penalización por cuidar dificultan una carrera estable, y exponen a estas familias a la precariedad y la pobreza heredada”.
A pesar de todo, mantienen la esperanza
Frente a esta situación, el informe también destaca la actitud resiliente de estas mujeres. El 68 % confía en acceder a un empleo en los próximos dos años, y más de la mitad cree que podrá conciliar su vida laboral con la crianza. Asimismo, el 68 % planea mejorar su formación, y un 30 % considera emprender como vía de independencia económica.
“Las madres en solitario no solo aspiran a trabajar, sino a hacerlo en condiciones dignas y sostenibles, que les permitan garantizar un futuro con más oportunidades para sus hijos”, apunta Sandra Saturio, consultora del programa de inclusión de la Fundación.
Recomendaciones: hacia un modelo más justo
Desde la Fundación Adecco se propone avanzar hacia un modelo de flexiseguridad, que combine estabilidad para las trabajadoras con capacidad de adaptación para las empresas. Para ello, se insta a:
- Eliminar preguntas sobre cargas familiares en entrevistas
- Formar a entrevistadores en sesgos inconscientes
- Fomentar ofertas con opciones reales de flexibilidad y conciliación
- Promover políticas públicas de apoyo al cuidado y acceso a empleo de calidad
“Superar estas barreras es una responsabilidad compartida de instituciones públicas, empresas y sociedad civil”, concluye Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, que insiste en que “el empleo es el principal instrumento para romper el ciclo de la pobreza”.



