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Los 8 pueblos de montaña más bonitos de Castilla-La Mancha

Castilla-La Mancha es una comunidad que alberga algunos de los paisajes de montaña más sorprendentes del interior peninsular. Entre sus sierras, cañones y valles, se esconden pueblos que no solo conservan una arquitectura y tradiciones únicas, sino que también ofrecen al visitante una amplia oferta de actividades en contacto con la naturaleza.

A continuación, haremos un recorrido por ocho de los pueblos de montaña más bonitos de la región, incluyendo la mejor época del año para visitarlos.

1. Alcaraz (Albacete)

Situado en la Sierra de Alcaraz, este municipio posee un impresionante patrimonio histórico. Su Plaza Mayor, de estilo renacentista, es una de las más importantes de Castilla-La Mancha, presidida por las torres del Tardón y de la Trinidad. También destacan la Lonja del Corregidor, el acueducto renacentista y la iglesia de la Santísima Trinidad.

Además, desde Alcaraz parte la Vía Verde de la Sierra, una antigua vía ferroviaria acondicionada para senderismo y ciclismo, que atraviesa paisajes de gran valor ecológico.

Otras actividades: visitas guiadas al centro histórico, rutas micológicas en otoño, observación de aves y deportes de naturaleza en la Sierra.

Mejor época para visitar: primavera y otoño.

2. Riópar (Albacete)

En el corazón de la Sierra del Segura, Riópar destaca por su cercanía al Nacimiento del río Mundo, uno de los parajes naturales más conocidos de Castilla-La Mancha, dentro del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima.

El casco antiguo, Riópar Viejo, es una joya en sí mismo. Se encuentra en un cerro presidido por las ruinas del castillo y una iglesia del siglo XV, y ofrece vistas panorámicas del valle. También es de interés el Museo de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, que permite conocer la historia industrial del municipio.

Otras actividades: rutas de senderismo como la del Calar del Mundo, barranquismo, espeleología, bicicleta de montaña y gastronomía serrana.

Mejor época para visitar: invierno y primavera.

3. Valverde de los Arroyos (Guadalajara)

Este pequeño pueblo de la Sierra de Ayllón es un referente de la arquitectura negra, con casas de pizarra y calles empedradas que mantienen una estética rural muy cuidada. Desde el pueblo se puede acceder a las Chorreras de Despeñalagua, una espectacular cascada que en invierno se congela en parte, y en verano es un agradable paseo entre bosques. También es uno de los accesos habituales al ascenso del Pico Ocejón (2.049 m), una de las montañas más icónicas de Guadalajara.

Otras actividades: rutas botánicas en el Hayedo de Tejera Negra, visita al Ecomuseo de la Pizarra, fotografía de naturaleza y fiestas tradicionales.

Mejor época para visitar: otoño.

4. Majaelrayo (Guadalajara)

Forma parte, junto a Valverde, Campillo de Ranas y otros, de la llamada Ruta de la Arquitectura Negra. Conserva intacta su identidad rural, con calles tranquilas y construcciones típicas. Es también punto de partida para numerosas rutas de montaña, como la ascensión al Ocejón o los recorridos por los valles del Jaramilla y el río Sorbe. El entorno destaca por su biodiversidad y por el color cambiante del paisaje según la estación.

Otras actividades: observación astronómica, recolección de setas, senderismo de alta montaña, talleres artesanales y fotografía.

Mejor época para visitar: primavera y otoño.

5. Alcalá del Júcar (Albacete)

Este pintoresco pueblo se encuentra enclavado en las hoces del río Júcar, y sus casas se adaptan al perfil del terreno, muchas de ellas excavadas en la roca.

Su castillo medieval, la iglesia de San Andrés y el puente romano son algunos de sus principales atractivos, junto con las Cuevas del Diablo, un conjunto de galerías subterráneas que albergan un museo y vistas espectaculares. También es destino habitual para deportes de aventura.

Otras actividades: piragüismo, rafting, senderismo por las hoces del Júcar, rutas teatralizadas, y actividades culturales en verano.

Mejor época para visitar: verano y primavera.

6. Tragacete (Cuenca)

Este municipio es un enclave ideal para descubrir la Serranía de Cuenca. Está rodeado por parajes como el Nacimiento del río Júcar, la Muela de San Felipe y el Nacimiento del río Cuervo, accesible desde aquí.

Tragacete destaca por sus casas tradicionales de montaña y su tranquilidad. Su entorno es perfecto para el senderismo y la observación de fauna.

Otras actividades: rutas señalizadas en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, turismo micológico, escalada y visitas a cuevas como la de la Ramera.

Mejor época para visitar: verano.

7. Beteta (Cuenca)

Beteta es un pueblo serrano con un bello casco histórico, dominado por el castillo de Rochafrida. Muy cerca se encuentra la Hoz de Beteta, un impresionante cañón fluvial lleno de vegetación y senderos. También destaca la Fuente de los Tilos, el balneario de Solán de Cabras y varias cuevas como la del Armentero, de gran interés espeleológico.

Otras actividades: senderismo interpretativo, baño en pozas naturales, rutas en bicicleta y visitas a miradores naturales.

Mejor época para visitar: primavera y principios de verano.

8. Checa (Guadalajara)

Ubicado en el Alto Tajo, es uno de los pueblos más representativos de esta zona de montaña. Desde su término municipal se pueden explorar cañones, hoces y bosques centenarios.

El Centro de Interpretación del Parque Natural del Alto Tajo, situado en la localidad, es una parada recomendada para conocer la biodiversidad de la zona. El entorno permite practicar piragüismo, senderismo, rutas 4×4 y observación de aves.

Otras actividades: visita a las salinas de La Inesperada, pesca deportiva, turismo geológico y actividades educativas en la naturaleza.

Mejor época para visitar: verano y principios de otoño.

Estos ocho pueblos son una muestra del potencial turístico de interior que ofrece Castilla-La Mancha. Lejos del turismo masivo, permiten disfrutar de paisajes únicos, tradiciones centenarias y una calidad de vida que invita a la calma. Ideales para escapadas rurales, fines de semana en familia o rutas de senderismo, son destinos donde el tiempo parece detenerse.

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