Una brillante bola de fuego sorprendió a cientos de personas el pasado 8 de agosto a las 21:55 horas, cuando cruzó el cielo peninsular antes del anochecer. El fenómeno, registrado por la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (SWEMN) desde el Observatorio Astronómico de La Hita (Toledo), pudo verse desde más de 600 kilómetros de distancia y generó un gran eco en redes sociales.
Según explicó el investigador responsable del Proyecto SMART, José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), la roca que originó este bólido entró en la atmósfera terrestre a unos 217.000 kilómetros por hora. “El brusco rozamiento con la atmósfera hizo que el meteoroide se volviera incandescente, generando así una bola de fuego de gran luminosidad”, señaló.
La roca procedía del cometa 109P/Swift-Tuttle, origen de la conocida lluvia de estrellas de las Perseidas, cuyo pico de actividad se espera en la madrugada del 12 al 13 de agosto. En este caso, se trató de una Perseida de tamaño mayor al habitual, lo que permitió que el destello alcanzara una intensidad excepcional y se catalogara como bólido.
El recorrido comenzó a unos 116 kilómetros de altitud sobre Jarafuel (Valencia), avanzó en dirección suroeste sobre la provincia de Albacete y finalizó con una fuerte explosión a 86 kilómetros de altitud sobre Los Arejos (Murcia). En total, recorrió 182 kilómetros a través de la atmósfera.
Madiedo precisó que se trató de un “bólido rozador”, es decir, un meteoro que penetra de forma casi tangencial, siguiendo una trayectoria casi paralela al suelo. La roca se desintegró por completo, sin que ningún fragmento llegara a la superficie.
Este tipo de fenómenos, aunque poco frecuentes en su magnitud, forman parte del seguimiento continuo que realiza el Proyecto SMART en diferentes observatorios de España, con el fin de estudiar el impacto de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar sobre la atmósfera terrestre.