En España se considera “nini” a un joven de entre 15 y 24 años que no estudia ni trabaja, es decir, que no está empleado ni cursando educación o formación. La diferencia con las personas desempleadas radica en que estas últimas sí buscan empleo de manera activa, mientras que quienes son inactivos pueden no hacerlo por motivos personales, familiares o sociales.
En Castilla-La Mancha, los últimos datos del Observatorio de la Formación Profesional de CaixaBank, actualizados a julio de 2025, sitúan el porcentaje de jóvenes “ninis” en el 10,17 %, una cifra ligeramente superior a la media nacional (10,12 %). En términos absolutos, en la región son 23.683 jóvenes los que se encuentran en esta situación: 12.843 mujeres (11,5 %) y 10.840 hombres (8,95 %). Esto refleja que el fenómeno afecta de manera más acusada a las mujeres jóvenes, con una diferencia de casi tres puntos porcentuales respecto a los hombres.
Evolución reciente
El peso de los “ninis” en Castilla-La Mancha ha mostrado oscilaciones en los últimos años. En 2019 se situaba en el 12,22 % (26.345 jóvenes), un nivel que se mantuvo en 2020 con un 12,35 % (26.600). Tras un descenso en 2021, cuando la cifra bajó al 10,04 % (21.769), los datos se estabilizaron en torno al 10 %: 10,72 % en 2022 (23.772 jóvenes), 9,37 % en 2023 (21.359) y 10,17 % en 2024 (23.683).
En el conjunto del país, la evolución ha sido similar: del 12,13 % en 2019 al 10,12 % en 2024, con un total de 534.240 jóvenes españoles en esta situación.
Causas estructurales y sociales
Los expertos coinciden en que detrás de este fenómeno concurren diversos factores. Según el informe Panorama de la Educación 2025. Indicadores de la OCDE, uno de los principales motivos es la falta de oportunidades laborales, a menudo agravada por la brecha entre la formación recibida y las necesidades reales del mercado de trabajo. Como apuntan Marques y Salavisa (2017), la existencia de mercados laborales duales, que combinan empleos estables y bien remunerados con otros precarios y mal pagados, aumenta el riesgo de que los jóvenes acaben fuera del sistema educativo y laboral.
A estos factores estructurales se añaden otros de carácter personal y social. Rahmani y Groot (2023) señalan que problemas de salud física o mental de larga duración, las adicciones, situaciones de violencia o la ausencia de redes de apoyo familiar y comunitario pueden dificultar que muchos jóvenes retomen estudios o accedan al empleo.
Por su parte, el sociólogo José Antonio Carabaña (2019) aporta además una visión complementaria, subrayando que no todos los jóvenes inactivos se encuentran en esta situación por falta de interés o voluntad. Explica que las razones para no buscar empleo de manera activa son muy diversas: desde el cuidado de familiares y problemas de salud hasta la inhabilitación para trabajar, la implicación en tareas domésticas, la preparación de oposiciones, la participación en voluntariado, proyectos artísticos o de autoaprendizaje, e incluso la presencia de empleo sumergido o actitudes de rechazo hacia el mercado laboral.
En líneas generales, la persistencia del fenómeno “nini” en Castilla-La Mancha, pese a la recuperación del empleo juvenil en los últimos años, constituye un reto para las políticas públicas. La reducción de esta cifra exige tanto medidas de impulso a la formación y el empleo como apoyos adaptados a las distintas realidades que llevan a miles de jóvenes a quedar al margen de ambos sistemas.