Carlos Romero Nieto, originario de Socuéllamos (Ciudad Real), es Doctor en Química Orgánica por la Universidad de Castilla-La Mancha, -UCLM-, profesor y destacado investigador en la Facultad de Farmacia en el campus de Albacete, especializado en el campo de los materiales avanzados.
Su prolífica carrera ejemplifica dedicación, innovación y un firme compromiso con el avance científico; su investigación se centra en el desarrollo de nuevas moléculas, especialmente aquellas basadas en el átomo de fósforo, las cuales han tenido un notable impacto en aplicaciones biomédicas y quimioterapéuticas en tratamientos contra el cáncer cerebral.
A lo largo de su trayectoria, ha recibido una serie de distinciones entre las que destacan la prestigiosa Medalla Científica de la Asociación Internacional de Materiales Avanzados (AIMA); el Premio Hengstberger, de la Universidad de Heidelberg en 2016; el Premio Nacional para Jóvenes Investigadores, de la Real Sociedad Española de Química, en 2018; el Premio para Jóvenes Químicos de Castilla-La Mancha, en 2020 y el Premio para Jóvenes Investigadores en Ciencias, de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en 2023.
Puesto que la ciencia es un asunto de procedimientos en el que el experimento es la clave, ¿cuáles son las pautas o procesos específicos que sigue en sus investigaciones para convertir una hipótesis en certeza?
Todo comienza por abordar cuál es el problema científico que se va a fijar como objetivo. Una vez que se sabe cuál es el problema que se quiere resolver, lo primero es determinar cuál es el estado del arte. Esto significa identificar cuáles son los últimos avances que se han logrado hasta ese momento y comprender cuáles han sido las claves para alcanzarlos.
A partir de ahí, se formula una hipótesis para abordar el problema y se diseña una serie de experimentos para poder validarla. Posteriormente, se analizan los resultados para llegar a ciertas conclusiones que permitan transformar la hipótesis en teoría.
En este proceso, es fundamental considerar varios aspectos: por un lado, están los medios humanos, ya que se necesita personal cualificado con la experiencia adecuada para llevar a cabo los experimentos; por otro lado, es esencial contar con instalaciones y equipos apropiados. Si no se dispone de estos recursos, podría ser necesario trasladar la investigación a otras regiones o países, lo que conlleva que los tiempos se alarguen considerablemente.
¿En el ámbito científico, considera que es más valioso alcanzar conclusiones de manera individual y rápida o colaborar y contrastar ideas con otros, aunque eso implique un progreso más lento?
Las colaboraciones son, en muchos casos, fundamentales para avanzar en campos de conocimiento. Pueden ser clave para resolver ciertos problemas, ya que permiten crear sinergias entre distintas áreas de especialización y campos de investigación. Ningún investigador puede ser experto en todo; por ello, los mayores avances suelen lograrse trabajando en conjunto. Sin embargo, es cierto que las colaboraciones pueden requerir más tiempo para llegar a conclusiones, ya que el trabajo en equipo implica coordinar diferentes enfoques y métodos. Creo que debe haber un balance entre la rapidez con la que se obtienen los resultados y la profundidad de las investigaciones. Esto se debe a que la ciencia avanza a un ritmo muy rápido y, si los resultados no se presentan con suficiente agilidad, puede ocurrir que el problema que se intenta resolver pierda relevancia para la sociedad. Por lo tanto, es fundamental encontrar siempre un equilibrio entre la rapidez de los avances y la amplitud de las investigaciones.

Conseguir financiación en una convocatoria del programa Horizonte Europa, la de mayor excelencia de la Unión Europea, marca un hito en la historia de la UCLM. ¿Qué ha significado para usted personalmente haber obtenido esta financiación?, ¿qué implica para la proyección internacional de la universidad?
La verdad es que ha sido una experiencia increíble. Durante varios años he estado preparando mi candidatura en esta dirección, completando mi perfil como investigador, estudiando y manteniéndome al día con los últimos avances en aspectos específicos de la ciencia de los materiales.
Personalmente, lo primero que esto ha supuesto es haber podido demostrar que alcanzar los sueños es posible. Llegar a «jugar en la liga» de los grandes científicos de Europa, era uno de mis sueños. Ya era un gran reto y un honor ser elegible para esta organización, así que puedes imaginar lo que significa haberlo logrado.
Gracias a este logro hemos triplicado el tamaño de nuestro grupo de investigación y nos permite contar con equipos de última generación en ciertas áreas. Además, supone gestionar una financiación de dos millones de euros para los próximos diez años. Con esta financiación, se abren muchas oportunidades, pero también surgen desafíos que forman parte del trabajo.
En cuanto a la proyección internacional para la Universidad de Castilla-La Mancha, estoy seguro de que será muy positiva; de hecho, ya estamos viendo una repercusión importante y creo que representa un gran impulso para las futuras generaciones. Ahora podrán ver que es posible alcanzar una financiación de esta magnitud y posicionar a nuestra institución en el mapa de la Unión Europea como beneficiaria de ayudas de primer nivel.
La convocatoria ERC Consolidator es extremadamente competitiva. ¿Cuáles fueron, en su opinión, los factores clave que hicieron que su propuesta se destacara frente a otras?
Lo primero y más importante es tener un perfil científico completo en todos los aspectos evaluables. Esto es fundamental porque, en primer lugar, debes ser elegible. Este proceso lleva años de preparación y de completar cada uno de los elementos que serán evaluados por el comité.
Aspectos importantes incluyen la movilidad internacional, los logros científicos y la capacidad para supervisar investigadores. Todo esto debe estar bien justificado para superar la primera fase, que es ser considerado elegible.
Por otro lado, es fundamental que la propuesta científica sea lo más puntera posible. En este caso, combiné la originalidad de la ciencia que veníamos desarrollando con su aplicación a un problema científico de actualidad. Hoy en día, existe una necesidad apremiante de desarrollar materiales con características avanzadas que respondan a las demandas de la sociedad y nuestro objetivo es realizar un avance significativo en este campo.
En su día, películas como “Perdiendo el norte” reflejaban la necesidad de emigrar de los jóvenes españoles con formación universitaria, hartos de no encontrar ni trabajo ni futuro en España, ¿considera que la realidad supera la ficción o, por el contrario, a día de hoy, se ha podido “taponar la fuga de cerebros»?
Yo creo que, de alguna forma, la realidad supera la ficción. Es importante destacar que trabajar en otros países es fundamental por muchos motivos: para desarrollarse como investigador, para conocer otros ámbitos de la ciencia y poder sumar esos conocimientos a la propia investigación.
Sin embargo, es cierto que el sistema que tenemos en España hace que regresar al país no sea tan fácil. Posiblemente seamos uno de los mayores exportadores de talento de la Unión Europea, aunque en los últimos años hemos avanzado y vamos por buen camino, aún queda mucho por mejorar.
A pesar de todo, es importante no intentar «taponar» la ciencia evitando que los investigadores se vayan al extranjero. Eso sería un error. La experiencia en el extranjero debe considerarse una etapa más de formación. Es esencial que los investigadores salgan fuera, pero también debemos crear mejores cauces y oportunidades para que puedan regresar y aportar tanto la formación adquirida en España como la experiencia obtenida en el extranjero. Esto enriquecería enormemente nuestro sistema científico.
Cuenta con un equipo de científicos de varias nacionalidades. ¿En qué idioma se comunican principalmente entre ustedes? ¿Qué aporta la diversidad en comparación con un grupo más homogéneo? Y, por último, ¿qué habilidades valora especialmente en su equipo?
En mi grupo de investigación, mayormente nos comunicamos en inglés ya que la ciencia internacional se desarrolla en este idioma. Todos los documentos y comunicaciones técnicas los realizamos en inglés, aunque, por supuesto, también utilizamos el español en otros contextos.
La diversidad es clave para el aprendizaje y el desarrollo, y esto se observa a distintos niveles. En primer lugar, fomenta una mentalidad más abierta que permite abordar un mismo problema desde perspectivas diferentes. Cada persona tiene una formación y una visión únicas, y esto suma significativamente a la hora de resolver problemas científicos.
Además, contar con un grupo heterogéneo contribuye al desarrollo de habilidades importantes como la comprensión, la empatía y la tolerancia. Estas cualidades se ven de manera muy evidente en equipos diversos, donde las diferencias entre los integrantes se hacen notar de forma clara y enriquecedora.
En cuanto a las habilidades que más valoro en mi grupo de investigación, destaco la proactividad, la iniciativa, las inquietudes y las ganas de aprender. Creo que con estas herramientas una persona puede convertirse en un excelente investigador, siempre que acompañe con trabajo constante y esfuerzo.
¿Qué medidas cree que ayudarían a que las universidades españolas se conviertan en un polo de atracción tanto para el regreso de talento nacional como para la llegada de talento internacional, como en el caso del equipo que lidera?
Creo que lo primero y más importante es contar con un plan bien definido para la incorporación de investigadores que han trabajado en el extranjero. En España tenemos un programa estrella llamado “Ramón y Cajal”, que, en mi opinión, es un «quiero y no puedo». Esto se debe a que no todas las universidades garantizan la estabilidad de los investigadores una vez que concluyen los cinco años que cubre el programa. En última instancia, son las universidades las que deciden; lo cual genera una gran incertidumbre sobre el futuro laboral de quienes participan en este programa.
Además, el programa “Ramón y Cajal” es posiblemente uno de los planes de reintegración de jóvenes investigadores con menor aportación económica de toda Europa. Esta diferencia de financiación reduce considerablemente el atractivo del programa. Y no solo eso, sino que también hay que considerar que regresar a España implica, en muchos casos, dividir el sueldo entre dos o asumir dificultades económicas adicionales. Además, las oportunidades de financiación para proyectos científicos en España son bastante limitadas, lo que supone otro obstáculo significativo.
Es cierto que algunas regiones en España apuestan más por la investigación que otras, lo que mejora un poco el atractivo de regresar. Sin embargo, creo que es fundamental analizar lo que sucede en otros países para seguir el camino que ellos han trazado; un camino que les ha permitido atraer talento de manera efectiva y mejorar así sus sistemas científicos.
También, y por desgracia, en España todavía hace falta un cambio importante de mentalidad para impulsar la investigación. Muchos centros en los que se incorporan los investigadores al regresar al país no ven esta vuelta como una oportunidad para crecer y evolucionar en cuando a investigación, sino como otra cosa. A menudo, estos centros acaban por dificultar y obstaculizar el desarrollo de la investigación de los regresados, lo que reduce el atractivo de reincorporarse al sistema español. Esto es, lamentablemente, una realidad y mi grupo de investigación la ha sufrido continuamente. Sin embargo, siempre queda la esperanza de que esta situación cambie y permita una mejor contribución a la educación y formación de los jóvenes, al avance de nuestro país y de nuestra sociedad; además de fomentar la creación de empleo.

¿Cómo se gestiona la bioincubadora de empresas dentro de la Facultad de Farmacia del Campus Universitario de Albacete y cuáles son las principales líneas de investigación del equipo científico que lidera?
Los laboratorios de la Facultad de Farmacia están ubicados en un espacio perteneciente al Parque Científico. Este edificio ha funcionado mayormente como una incubadora de empresas en la que los espacios fueron cedidos por el Parque Científico a la Facultad de Farmacia mediante un acuerdo con la Universidad de Castilla-La Mancha. Es importante destacar que la Facultad, como tal, no tiene competencias en investigación, ya que estas recaen en el Vicerrectorado de Investigación.
Contamos con dos líneas de investigación:
La primera, que nos ha permitido obtener financiación de la Unión Europea, se centra en el desarrollo de materiales con propiedades quirópticas. Esta es una tecnología innovadora cuya principal aplicación consiste en enmascarar señales en la luz visible. Esto es útil, entre otras cosas, para sistemas de encriptación o para el desarrollo de ordenadores mecano-cuánticos y otras innovaciones tecnológicas avanzadas.
Esta línea de investigación es la base fundamental para desarrollar materiales con propiedades específicas en la que está implicado un consorcio internacional que incluye tres universidades alemanas y varias instituciones españolas.
La segunda línea de investigación se centra en el desarrollo de medicamentos para el tratamiento de tumores cerebrales, específicamente el glioblastoma. También dirijo un consorcio internacional para este proyecto en el que participan, junto a mi grupo de investigación, dos universidades alemanas, una universidad en San Sebastián, la Facultad de Medicina de Ciudad Real.
En este consorcio, trabajamos en diversas etapas del desarrollo de los medicamentos. Realizamos pruebas in vitro en sistemas de células bidimensionales, pero también utilizamos organoides, réplicas tridimensionales y milimétricas de cerebros artificiales que simulan de manera más realista el entorno de los tumores cerebrales; lo que nos permite obtener información más precisa sobre la toxicidad y el modo de acción de los medicamentos.
Actualmente, estamos a la espera de los permisos necesarios para crear una empresa spin-off, con el objetivo de escalar el desarrollo de estos medicamentos a niveles más avanzados.
¿Qué beneficios directos ve en contar con una posible spin-off dentro de la bioincubadora?
Los beneficios de este proyecto son múltiples. Lo primero, y más importante, es la posibilidad de desarrollar los medicamentos que hemos creado a un nivel mucho mayor. Esto implica avanzar en las diferentes fases necesarias para llevar un medicamento al mercado.
Actualmente, estamos en la fase regulatoria preclínica, que consiste en certificar todos los resultados obtenidos a través de laboratorios especializados en dichas certificaciones. Esta fase tiene costes inmensos, alrededor de un millón de euros. A medida que avanzamos en las etapas, los costes se incrementan significativamente; la siguiente fase puede requerir entre 5 y 10 millones de euros, y las últimas etapas, como la fase clínica 4, alcanzan cifras de cientos de millones de euros adicionales.
Es aquí donde la creación de una spin-off resulta decisiva, ya que permite afrontar estas fases con el apoyo de inversores. Contar con financiación externa es crucial para llevar a cabo el desarrollo completo del medicamento.
Este modelo representa un beneficio mutuo, tanto para la universidad como para la empresa, y permite maximizar el impacto en la ciencia y, por extensión, en la sociedad. Uno de mis principales objetivos con esta spin-off es la generación de empleo. Esto incluye brindar oportunidades laborales a los estudiantes de la Facultad de Farmacia y del campus de Albacete una vez que finalicen sus estudios, contribuyendo así al desarrollo de la región.
Además, al estar asociada a la universidad, la spin-off puede crear una sinergia muy interesante. Por un lado, la empresa puede financiar la investigación fundamental de los medicamentos en la universidad y permitiría que esta avance en su desarrollo con nuevos proyectos. Por otra parte, la universidad puede actuar como cantera de científicos altamente cualificados para la empresa.
Hace algo más de un año asumió la presidencia de la recién fundada Sociedad Española del Fósforo, un elemento crítico para la agricultura y la sostenibilidad. ¿Cuáles han sido los primeros proyectos o investigaciones que han puesto en marcha desde esta institución, y cómo cree que el uso de nuevos materiales basados en el fósforo contribuirá a los avances en energías renovables?
Lo primero que hemos hecho es poner en marcha esta iniciativa. Se trata de un esfuerzo centrado en la química del fósforo, un área que se ha estado desarrollando en España durante varias décadas, pero que no contaba con una organización específica para impulsar su desarrollo y difusión.
Hemos comenzado con la comunicación y divulgación sobre la importancia de la química del fósforo a los más jóvenes, como en institutos y colegios, para crear conciencia sobre su papel crucial. El fósforo es fundamental no solo en la agricultura y las energías renovables, sino también en la vida misma. Sin él, el cuerpo humano no podría obtener energía y ningún organismo podría sobrevivir.
En el ámbito de las energías renovables, la química del fósforo ofrece usos interesantes en materiales y dispositivos. También tiene aplicaciones en la industria de la salud, donde sensores basados en materiales de fósforo permiten monitorizar parámetros biológicos esenciales.
Por otro lado, la idea es formar una red de empresas que trabajen con el fósforo para desarrollar proyectos que mejoren la sostenibilidad. Esto incluye temas como la gestión eficiente de residuos y otros aspectos ambientales relacionados con el uso y la producción de materiales basados en este elemento.
Vivencias Compartidas
¿Cuándo y cómo surgió su idilio con la ciencia en general y con la química en particular?
Desde muy pequeño, siempre he sentido fascinación con el porqué de las cosas; me preguntaba continuamente cómo funcionaban, por qué las nubes tenían esa forma o cómo se comportaba la luz. Quería entender todo lo que me rodeaba. Sin embargo, hasta que llegué al instituto, esta curiosidad no estaba ligada a ninguna disciplina específica.
Fue ya en el instituto donde comprendí que el origen de todo lo que nos rodea está en la química, ya que todo está compuesto por átomos y moléculas que explican lo que vemos y cómo se comportan las cosas a nuestro alrededor. Curiosamente, la Química no era mi asignatura favorita al principio. De hecho, era una de las que más me costaban. Pero, como tenía que esforzarme más para estar al nivel del resto de las asignaturas, poco a poco esa dificultad se transformó en una motivación para profundizar y aprender más.
Esa curiosidad creció y me llevó a decidirme a estudiar Química en la universidad. Y a partir de ahí, comenzó todo el camino que me ha traído hasta aquí.
Tras una década en la Universidad Heidelberg, ¿le resultó complicado tomar la decisión de dejar el “Olimpo de la Química”, para adaptarse nuevamente al ambiente académico en España?
Como cualquier decisión importante en la vida, esta no fue fácil. Tuve que reflexionar y madurarla durante mucho tiempo, ya que implicaba sopesar muchos aspectos y poner todo en la balanza. A nivel científico y de desarrollo, es cierto que Alemania ofrece oportunidades que España todavía no tiene. Sin embargo, no todo se redujo a valorar esos factores.
También existen otros aspectos menos tangibles pero muy significativos, como la posibilidad de contribuir al desarrollo de la ciencia no solo en el extranjero, sino también en tu tierra, en tu comunidad. Trabajar para formar estudiantes, investigadores y contribuir al crecimiento del conocimiento en tu país es algo que, personalmente, tiene un valor muy especial; y esa satisfacción de contribuir al progreso de tu propia tierra fue lo que inclinó la balanza a favor de volver a España, a pesar de todos los sacrificios y dificultades que esto implicaba. Por supuesto, nunca es una decisión fácil, pero creo que, en mi caso, fue la decisión correcta.
¿Existe algún aroma o sabor que, como la famosa magdalena de Proust, lo lleve instantáneamente a un momento especial de su vida?
Yo diría que más que un sabor sería un olor. El olor que me lleva a momentos especiales de mi vida es el olor a bosque. Para mí, los bosques transmiten una gran paz y tranquilidad.
Soy muy aficionado a criar árboles para donarlos y contribuir a repoblar lo que se pueda. Disfruto tanto del olor a pino como del aroma de otros árboles, como los castaños.
¿Qué esfuerzos y sacrificios considera indispensables para llegar a ser un referente en el ámbito científico?, ¿cuáles son las principales renuncias que este camino implica?
Para mí, la ciencia, y en particular la Química, es mi pasión. Por eso, los sacrificios los hago con mucho gusto. Es cierto que, como en cualquier otro ámbito, nada viene regalado. Todo lo que se consigue requiere trabajo, esfuerzo y dedicación.
En cuanto a las renuncias, yo las veo como inversiones que requieren mantener un balance saludable. La ciencia no es un camino fácil, sino que está lleno de altibajos. Hay momentos en los que necesitas dedicar tiempo intensivo; puedes pasar meses, mientras preparas un proyecto, en los que dedicas todo tu esfuerzo; después, vienen otros de menor carga, esos que permiten disfrutar de tiempo libre, de tus aficiones, de viajar y de todo lo que la vida ofrece fuera del ámbito profesional; estos te proporcionan la renovación necesaria para continuar con más fuerza y energía en el camino científico.
¿Cómo cree que influye su afición al ciclismo con su enfoque hacia la investigación y el trabajo diario?
En la ciencia, uno de los desafíos más importantes cuando te enfrentas a problemas constantemente es gestionar los aspectos emocionales que surgen cuando las cosas no salen como se esperan. En este sentido, el ciclismo es fundamental en mi vida, no solo como actividad física, sino también como una herramienta que me ofrece ese equilibrio emocional y mental necesario para empezar cada día con una nueva perspectiva.
Muchos entrenamientos los realizo en solitario, lo que significa pasar horas conmigo mismo. No solo es un ejercicio físico considerable sino que, ese tiempo en soledad, me permite reflexionar, tomar distancia de los problemas cotidianos que suelo enfrentar en el despacho o en el laboratorio y me ayuda a afrontar todo de una manera más racional y objetiva.
Reconozco que sin el ciclismo no sería quien soy, ni estaría donde estoy hoy. Para mí, esta actividad no solo es un hobby, sino una parte fundamental de mi enfoque que facilita los aciertos que pueda tener, tanto en la ciencia como en la vida personal.
En “Rodeando precipicios” Conchita canta: Y aunque a veces me da por mirar hacia atrás / El pasado es un vicio que nunca se va. ¿En su caso se considera un nostálgico?
No, para mí el pasado es algo que ya quedó atrás. Trato de tomar cada decisión mediante el análisis de todos los aspectos y circunstancias del momento, y no suelo someter esas decisiones a un reanálisis constante una vez tomadas. Creo que lo más valioso es enfocarme en el futuro, en los objetivos y retos que están por venir, más que en lo que ya pasó, tanto lo positivo como lo negativo.
Lo que realmente me impulsa es pensar en lo que puedo cambiar y mejorar, en lo que está en mis manos y lo que depende de mi esfuerzo y dedicación. La verdadera fuerza viene de mirar hacia adelante, de enfrentar lo desconocido y trabajar con la ilusión y el compromiso de alcanzar nuevas metas. El pasado, con sus éxitos y fracasos, es solo una parte de mi camino, pero lo importante es lo que puedo hacer ahora y lo que está por venir.
¿Cuál es el paisaje de Castilla La Mancha más inspirador que ha visto y qué sensaciones le evocó?
Las Lagunas de Ruidera son un lugar muy especial para mí, un rincón lleno de recuerdos y sensaciones desde mi infancia. Solía tener una barca hinchable y pasaba tardes enteras navegando por las diferentes lagunas, disfrutaba del agua y exploraba cada rincón. Para mí, ese paisaje simboliza la paz y la tranquilidad, pero también la conexión con la naturaleza y lo esencial de la vida.
Este lugar me enseñó lo importante que es apreciar lo básico: la fauna, la flora y todo lo que la naturaleza nos ofrece. A lo largo de los años, vuelvo a Las Lagunas de Ruidera no solo para recordar esos momentos de infancia; también para recorrerlas en mi bicicleta de montaña y descubrir otros puntos hermosos de ese entorno natural.

Para mí, Las Lagunas de Ruidera son un espacio para encontrar inspiración y claridad cuando enfrento retos o busco objetivos. La naturaleza siempre ha sido mi refugio y mi fuente de equilibrio, un lugar donde puedo encontrar las respuestas y el impulso necesario para seguir adelante con fuerza y propósito.
En su opinión, ¿qué características hacen que nuestra comunidad autónoma sea un destino destacado para visitantes?
Castilla-La Mancha es una región que tiene un encanto único. Su belleza natural y paisajística incluye parajes que son realmente extraordinarios. No solo las capitales de provincia son impresionantes, sino que también tiene rutas y pequeños pueblos que, tristemente, no son tan conocidos a nivel nacional pero que poseen un gran valor cultural e histórico.
Lo que realmente distingue a Castilla-La Mancha es su historia y el desarrollo que ha experimentado. Esta combinación de factores ha forjado a su población con una mentalidad de esfuerzo y sacrificio. Aquí, las cosas no son fáciles; se luchan, se trabajan y, a base de dedicación y compromiso, se logran los objetivos. Creo que este espíritu no se encuentra en todas partes y es algo que define y caracteriza a los castellano-manchegos.
Este tipo de mentalidad se traduce también en la manera en que recibimos a quienes vienen de fuera: con calidez, hospitalidad y el deseo de compartir lo que tenemos.
Para finalizar, ¿qué frase o eslogan inspirador compartiría con nosotros para reforzar el orgullo por nuestras raíces y los talentos que nos unen como comunidad?
Una frase que siempre me gusta repetir y que comparto cuando voy a los institutos es:
“Sí, es posible. Es posible tener sueños, ir a por ellos y conseguirlos. La inteligencia no depende del código postal, todos somos igual de inteligentes y capaces sin importar de dónde vengamos.”
Creo firmemente en que cada persona, sin importar su origen, tiene el potencial de lograr grandes cosas. La capacidad, la dedicación y el esfuerzo son lo que realmente definen el éxito, y no el lugar donde uno nace o crece.
Este mensaje es algo que me gusta transmitir para inspirar a los jóvenes y recordarles que el esfuerzo y la pasión siempre son el camino hacia cualquier objetivo.