Dentro de las actividades que incluye la Escuela de Verano de la Universidad Popular (UP) del Ayuntamiento de Manzanares, el alumnado ha participado este año en talleres para prevenir y combatir el ciberacoso y el acoso escolar o bullying. Especialistas del programa #TúCuentas de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha explican qué son estos acosos, cómo detectarlos y cómo actuar.
Más del 7 % del alumnado de la ESO puede estar sufriendo una situación de acoso escolar continuado. El mayor número de casos se produce entre los 11 y 13 años de edad. En más de un 30 % de las situaciones, quienes sufren este acoso no lo comunican a sus padres o madres.
Son datos del programa #TúCuentas que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha desarrolla para combatir el bullying y el acoso que se recibe a través de Internet, redes sociales y dispositivos móviles. Tiene una línea preventiva en centros educativos y otra de intervención con ayuda psicoterapéutica.
Y es que, aunque sean vacaciones, los acosadores y los ciberacosadores no descansan. En muchas ocasiones, el ciberacoso es una prolongación del bullying que se da en clase. Por eso, en la Escuela de Verano de la UP de Manzanares se están realizando sesiones con profesionales del programa #TúCuentas.
“Pensamos que en vacaciones no hay estos problemas porque están en casa, pero lo están sufriendo”, explicó Irene Morales, educadora del programa que dirigió la sesión impartida en la UP de Manzanares.
En estos talleres, al alumnado de más edad de la Escuela de Verano, les explican qué es el ciberacoso y qué es el acoso escolar para que lo detecten y actúen. “Si no sé que características puede tener, igual no soy capaz de detectarlo. Por eso, cuando se les explica, algunos niños se ven reflejados o empatizan con quienes lo sufren”, según Morales.
En los casos de acoso, quienes los presencian son fundamentales para pararlo y no normalizar estas conductas violentas. “Hay acoso porque hay espectadores”, dijo la educadora, quien considera que en las redes sociales se están normalizando muchas conductas violentas como motes, empujones, etc.
Por ello, cuando se detecte cualquier caso de acoso, los menores siempre deben pedir ayuda a un adulto, como familia o profesorado, aconsejó la ponente.