La Asociación de Municipios Ribereños han lamentado este martes un nuevo trasvase automático de 27 hectómetros cúbicos «cuando las reglas ya deberían estar cambiadas». Advierten de que cada hectómetro cúbico enviado de más es «una puñalada» para el río Tajo y señalan que el día 10 de febrero deberían haberse modificado las reglas de explotación para reducir «drásticamente» los envíos en niveles 3 y 2.
Además, los Ribereños temen, en una nota de prensa, que «el miedo a los regantes vuelva a jugar en contra para adoptar las medidas que demanda la ciencia frente a la política».
«Lo que debería ser una buena noticia, la habitual aunque mínima subida en el nivel de agua por estas fechas, se convierte en una nueva losa a sabiendas de que el agua que entre tiene dueño. Quedaban 61,7 hm3 pendientes de trasvasar, que ahora son 88,7 hm3», aseguran desde la asociación.
Desde la cabecera del Tajo lamentan la demora en la modificación de las reglas de explotación, pero temen que «la habitual mano izquierda con la que se trata a la agroindustria, especialmente en este momento de agitación en toda Europa, lastre una nueva oportunidad de poner fin al dislate del Tajo». «Las reivindicaciones del sector no deberían pesar más que las necesidades urgentes de la cuenca cedente», señala el presidente de la asociación, Borja Castro.
Castro confía en que «el criterio técnico y todas las sentencias favorables se traduzcan en unas reglas de explotación acorde a lo que el escenario actual, la ciencia y el sentido común indican, porque de todas formas el cambio climático impondrá más pronto que tarde la realidad en una industria que es insostenible desde hace décadas».
Los Ribereños recuerdan que sus embalses se concibieron para una gestión plurianual y estarían preparados para afrontar hasta cinco años de sequía en caso de necesidad humana, «tanto nuestra como de otros territorios, a lo que nunca nos negamos». «Queda por ver si decidimos adaptarnos a la realidad y amortiguar los problemas o preferimos recorrer el camino duro, con el río Tajo muerto, el Mar Menor podrido y el terreno yermo a sendos lados de la tubería».