La reciente reforma del sistema de pensiones ha vuelto a dividir España. Para las trincheras, se trata de otro asunto más sobre el que justificar las diferencias con el bando contrario. Si usted se encuentra en una de ellas, puede obviar el resto del artículo, pero si es de los que asoman la cabeza, quédese un rato.
Cualquier debate sobre las pensiones debiera estar precedido de una introducción sobre qué son las pensiones y cómo funcionan. Como esto no ocurre en la mayoría de ocasiones, cada trinchera lanza sus cañonazos a diestro y siniestro sin que se llegue a nada en claro y, lo que es peor, sin que se alcance un mínimo conocimiento acerca del problema sobre el que se discute.
Y este es, no otro, el motivo del presente artículo: intentar explicar qué sistema tenemos y cómo funciona, a grandes rasgos.
Nuestro sistema de pensiones es contributivo.
Los niños no aportan al sistema. Pero sí lo hacen las personas que trabajan. Por tanto, usted trabaja y usted aporta parte de su salario al sistema. Esa parte es la suma de lo que se conoce como cuota obrera y cuota patronal. Si usted aporta durante más de quince años, tendrá derecho a una pensión contributiva.
Nuestro sistema de pensiones es de prestación definida.
La pensión contributiva que cobrará usted cuando se jubile tiene que ver, no con lo que haya aportado, sino con lo que ha sido su salario durante su vida laboral y con los años en los que usted ha estado aportando. Por eso, no tiene mucho sentido calcular cuánto ha aportado porque no forma parte del cálculo de la pensión. Créame, no se tiene en cuenta lo que usted ha aportado.
Nuestro sistema de pensiones es de reparto.
Lo que usted aporta hoy no es para usted. Cierto que le genera derecho a cobrar una pensión bajo determinadas condiciones, pero no es para usted. Lo que se aporta hoy se utiliza para satisfacer las pensiones de quienes, hoy, están jubilados. A esto se le llama solidaridad intergeneracional.
Nuestro sistema de pensiones es generoso y cumplidor.
Que sepamos, la Seguridad Social jamás ha faltado a pagar una mensualidad. Jamás. Cumple como nadie. Por otra parte, la pensión contributiva que satisface es muy parecida al último salario que se disfruta antes de la jubilación. Esta relación se llama tasa de sustitución y en España, la media es del 89 por ciento, frente al 62 por ciento europeo. Es decir, la pensión que se cobra, de media, es un 89 por ciento del último salario recibido. No hay país más generoso.
¿Dónde está el debate?
En la calle, pero no en las trincheras. Salgan de ellas si es que están metidos en alguna. Debatan a campo abierto. Y recuerden las reglas del sistema:
- Un sistema que nos paga una pensión de jubilación muy parecida a lo que hemos acabado ganando.
- Un sistema que nos paga esa pensión durante todos los años que vivamos, sin faltar un solo mes.
- Un sistema que nos paga una pensión cuyos fondos salen de los que están trabajando en ese momento.
No me digan que no es un buen sistema. Claro que lo es y, por eso, hay que cuidarlo. Eso sí, no olviden el último punto: sus pensiones las pagarán sus hijos y si estas pensiones son numerosas y altas, ¿qué les quedará a nuestros hijos?