El candidato del PP a la Presidencia de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, ha culminado una primera mitad de campaña electoral marcada por sus ansias por ofrecer un cambio polÃtico a la región de la mano de su partido pero que ha tenido tiempo también para otros aspectos más curiosos como la gran cantidad de paellas que el aspirante ha probado, obsequiado por los afiliados de distintas localidades por las que ha pasado, o el baño de masas que protagonizó junto al expresidente del Gobierno José MarÃa Aznar con motivo de la visita de este a la provincia de Cuenca.
Nueve dÃas de campaña electoral en los que el candidato ha exprimido al vehÃculo con el que viaja para llegar hasta 43 municipios de la región, además de pasarse también por Madrid. En concreto, Núñez ha acudido a 12 localidades de la provincia de Toledo, 11 de Ciudad Real, 8 de Guadalajara, 6 de Albacete y otras 6 de Cuenca y ha viajado a todas las capitales de provincia, a excepción de Ciudad Real, asà como a las siguientes ciudades de mayor tamaño de la región, Talavera de la Reina y Puertollano.
El aspirante ‘popular’ tuvo un inicio de campaña muy campestre y, tras su primer acto en Toledo acompañado del presidente nacional del partido, Alberto Núñez Feijóo, aprovechó la llegada del dÃa de San Isidro para sumarse a las romerÃas y celebraciones en multitud de lugares y compartir durante tres dÃas la devoción por el patrón de los agricultores.
Sin embargo, tras estos dÃas de fervor romero, Núñez iniciaba una parte más seria de su campaña, que ha estado organizada a través de mesas sectoriales que el candidato ha aprovechado para desgranar sus propuestas en cada una de las materias, sin olvidar los tradicionales mÃtines y las visitas a empresas.
LA PAELLA, OMNIPRESENTE
Sin embargo, una de las fórmulas más utilizadas por el PP para diseñar los actos de campaña de Núñez ha sido la de organizar un acto público al mediodÃa acompañado de una comida para los asistentes, eventos que han desencadenado una ola de paellas que han restringido la dieta del candidato y también de todo el equipo que le acompaña y los periodistas que cubren su campaña electoral.
Hasta cuatro dÃas de nueve posibles ha comido el candidato la elaboración valenciana por excelencia, el primero de ellos en la carpa organizada por el PP en la romerÃa de San Isidro de Socuéllamos para, tras unos dÃas de descanso culinario, superar un ‘Tourmalet’ arrocero con tres paellas consecutivas en Yepes (Toledo), Marchamalo (Guadalajara) y Horcajo de Santiago (Cuenca), esta última también probada por José MarÃa Aznar.
Y precisamente con Aznar ha sido con quien Núñez se dio el pasado viernes su mayor baño de masas, especialmente en el segundo acto que ambos protagonizaron en el recinto de La HÃpica de la ciudad de Cuenca, donde candidato y expresidente fueron acogidos con todo el cariño por parte de los simpatizantes y afiliados conquense.
Aunque tampoco desmereció el mitin que ambos ofrecieron previamente en Horcajo de Santiago junto a la alcaldesa, MarÃa Roldán, un acto de aforo más reducido pero entregado, en el que no faltaron gritos de «valientes» por parte de una de las asistentes o un espectador que estaba totalmente de acuerdo con los oradores y lo demostraba diciendo «¡eso es!» en numerosas ocasiones.
LAS ‘PPNOLAS’, OBJETO DE DESEO
Y si hay un bien preciado, especialmente entre todos aquellos que siguen a Núñez en su agenda diaria, son las ‘PPnolas’, gominolas ofrecidas por el PP en los actos del candidato que ya se hicieron populares en la campaña de 2019 y que se convierten cada dÃa en objeto de deseo de todos aquellos que realizan largas jornadas de trabajo para poder seguirle el ritmo al aspirante.
Llaveros; mecheros con la cara de Conchi Arenas, candidata a la AlcaldÃa de Socuéllamos; sombreros «para vendimiar», tal y como los bautizaron unos niños de Miguel Esteban; abanicos; pulseras; pines; y bolÃgrafos han sido algunos del resto de objetos de merchandising que el PP ha puesto en circulación durante esta campaña electoral, pero ninguno puede igualar la fama ganada por las ‘PPnolas’.
Y es que, con tantos kilómetros recorridos y tantas paellas en el estómago, un momento dulce agrada a todo el mundo.