Con la llegada de la primavera la Ruta del Vino de La Mancha se hace una opción irresistible para pasar unos días de calidad en familia, en pareja o con amigos. A un paso de Madrid, la llanura manchega despliega todos sus encantos, la vida regresa poco a poco a los viñedos, que empiezan a despertar de su letargo invernal y las amapolas comienzan a extender su alfombra roja por los márgenes de los senderos naturales.
Pasear por la Ruta del Vino de La Mancha es un espectáculo tanto si paseas por las calles de sus pueblos, como si decides perderte por sus viñedos. Cuevas-bodega bajo Tomelloso, tinajas de barro que almacenan hasta 6.000 litros de vino en Villarrobledo, los patios manchegos de El Toboso o los molinos de viento de Campo de Criptana o Alcázar de San Juan son algunos de los principales reclamos. Pero también están los chozos que decoran los caminos rurales en La Solana, las lagunas de Pedro Muñoz, descubrir los secretos del vino en Socuéllamos o encontrar el origen de Don Quijote en Argamasilla de Alba. La Ruta del Vino de La Mancha es infinita, pero si sigues pensando que ya lo tienes todo muy visto, aquí van cinco nuevas razones por las que recorrerla sigue siendo uno de los mejores planazos para esta primavera.
1.- Nuevo destino: Villarrubia de los Ojos
En la Ruta del Vino de La Mancha el itinerario cada vez es más alargado, pues nunca dejan de sumarse nuevos miembros a ‘la bodega de Europa’. El último en hacerlo ha sido el municipio de Villarrubia de los Ojos, que se incorpora al mapa del mayor viñedo del mundo con una gran cantidad de atractivos enoturísticos, patrimoniales y naturales.
El considerado ‘mirador de Castilla La Mancha’ es un auténtico balcón a la Reserva de la Biosfera Mancha Húmeda; un lugar en mitad de la llanura manchega, declarado área de importancia para la recuperación de especies como el lince ibérico, el buitre negro y el águila imperial. Un paraíso para ellos y para los amantes de la naturaleza, pues las rutas de senderismo que atraviesan este entorno natural privilegiado son numerosas; algunas enmarcadas por los Montes de Toledo y otras embellecidas por los llamados Ojos del Guadiana; los manantiales de los que brota el río.
Para los que buscan la tranquilidad, pero siguen siendo carne de ciudad, este municipio de Ciudad Real es un remanso de paz en tierra de olivos y viñedos. Pasear por sus calles y disfrutar de su rica gastronomía y de los vinos de la tierra es un lujo. El Santuario de la Virgen de la Sierra y la de San Cristóbal (siglo XVI) son muestra de un pasado que se puede conocer en el Museo Etnográfico de San Isidro, donde se recrean las actividades económicas que en este término municipal se desarrollaban, así como los utensilios que empleaban. Un pasado que dejó huella en la localidad entre casas solariegas y talleres de artesanía que se resisten a desaparecer. Un viaje en el tiempo en primera clase.
2.-Escuela de Catadores: un planazo para foodies y winelovers
En Tierra de Gigantes, la inmensidad se mide a gran escala, como la calidad de las actividades que se organizan en la Escuela de Catadores de Campo de Criptana. Uno de los últimos socios en incorporarse a las filas de la Ruta del Vino de La Mancha y una cita de referencia si la visitas.
Porque aparte de por el encanto del Barrio del Albaicín y por la magia de la Sierra de los Molinos, uno también se acerca a Campo de Criptana por su rica gastronomía y sus vinos. Una cocina manchega que alcanza su nivel más alto en el Restaurante Las Musas, que recién renueva los Soles en la Guía Repsol 2023 y su sello Bib Gourmand de la Guía Michelin 2023 por su excelente relación calidad-precio. Si bien, cocinas como la de Cueva La Martina o rincones como el bar La Plaza son magníficas alternativas para deleitarse con recetas de primera calidad.
Para aquellos que además buscan aprender a apreciar los vinos como un experto y degustar recetas de la cocina manchega como un auténtico foodie, está la Escuela de Catadores ‘Tierra de gigantes’, que ofrece un amplio programa de actividades (previa inscripción) con el que completar una perfecta escapada de primavera a la Ruta del Vino de La Mancha. Desde catas de vino comentadas por expertos enólogos a degustación de productos típicos de la cocina manchega como el aceite, los mazapanes, el queso manchego y otras recetas. Un proyecto pionero en Castilla La Mancha que se mueve en el ámbito de la formación, el asesoramiento y la promoción del turismo enológico a través de eventos de gran atractivo.
3.-Vino con música, teatro, humor y magia: la antesala de Fenavin
El vino de calidad marida con todo lo bueno y como muestra, el programa ‘La cultura del vino’ que la Diputación de Ciudad Real ha puesto en marcha para ir calentando motores de cara a la Feria Nacional del Vino FENAVIN, que tendrá lugar del 9 al 11 de mayo. Un programa de actividades culturales que van desde el humor, la música o el teatro, con el vino como hilo conductor. De este modo, los meses de febrero, marzo y abril, la Ruta del Vino de La Mancha sirve de escenario para poner en valor a los productores de su tierra y dar forma a una cultura del vino que recupera su espacio de honor. Un momento más que oportuno para hacer la ruta.
Los planes (inscripción previa) van desde catas maridadas con vinos de la tierra a charlas de expertos enólogos, actividades en lugares como museos o librerías, en los que se ensalzará el protagonismo del vino en el arte, o dos propuestas denominadas ‘Humor con vino’ y ‘Magia con vino’, que subirán a teatros de la Ruta del Vino de La Mancha a grandes cómicos o magos como Pantomima Full, David Amor o Jorge Blass. Una auténtica celebración de la cultura del vino.
4.-La gran cata de la Tierra del Quijote
Porque la primavera es tiempo de presentación de añadas en la Ruta del Vino de La Mancha y de catar lo viejo, lo nuevo y lo especial. Porque es tiempo de reconocimientos, de medirse con otros y de dejar que los winelovers se deleiten con los aromas de las últimas vendimias.
Por este motivo, Alcázar de San Juan acoge la celebración del XIII edición del Concurso de Vinos de la Tierra del Quijote, una de las grandes citas de referencia en España en torno al vino. Este concurso vitivinícola, compuesto por un jurado de hasta 1.000 personas, se celebra el 25 de marzo con el objetivo de promocionar la calidad de los vinos de las distintas denominaciones de origen que hay en La Mancha. Una gran cata abierta al público (previa inscripción), en la que se puede tener el privilegio de apreciar los matices del Quijote de Oro, Plata y Bronce de este año. Asimismo, el municipio ofrece un amplio abanico de actividades culturales y gastronómicas con las que maridar esta cita, ineludible para cualquier amante del buen vino que se precie.
5.-Semana Santa de tradición
Cuaresma y Semana Santa, destino La Mancha. Los motivos son múltiples. La de Villarrobledo, por sus procesiones que mantienen viva la tradición desde el siglo XVI, como la del Jueves o Viernes Santo y la del ‘Encuentro’ y el ‘Resucitado’, o la de Campo de Criptana, por sus más de cinco siglos de antigüedad. Ambas reúnen cada año a miles de devotos y ambas han sido declaradas, por su belleza, su tradición y su solemnidad, de Interés Turístico Regional.
No menos llamativa es la Procesión de Jesús Rescatado en andas, que la mañana del Viernes Santo reúne a más de 2.500 fieles en La Solana, o la imagen de la Virgen de las Angustias o el Santo Sepulcro; una oportunidad de disfrutar de la belleza de la Semana Santa en esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha, donde los campos de vid y azafrán envuelven las procesiones.
Un momento muy espiritual se vive también en Tomelloso, cuando el silencio invade la localidad en la madrugada del Viernes al Sábado Santo. Es la Procesión del Silencio, en la que numerosos penitentes procesionan portando cruces y arrastrando cadenas, conteniendo el dolor. Una experiencia sobrecogedora y muy íntima que encuentra su contrapunto en la procesión del Encuentro, en la noche del Sábado de Pascua. La procesión del Viernes de Dolores o La Borriquita del Domingo de Ramos, en Pedro Muñoz, también son una de las paradas recomendadas.
Una excusa perfecta para acercarse a la Ruta del Vino de La Mancha, pues en torno a las procesiones se extiende un escenario cervantino lleno de inspiración. En estos días, la gastronomía manchega derrocha sabor y tradición en los fogones con recetas como los potajes de vigilia con bacalao o el atascaburras, platos que maridan a la perfección con los vinos de las bodegas de la tierra, que en estas fechas ofrecen atractivas experiencias enoturísticas. De postre, es obligatorio darse un homenaje con las tradicionales torrijas, los buñuelos, las flores o los pestiños. Ya sea por los pasos de Semana Santa, porque eres un foodie irremediable o porque te apasionan las bodegas y los molinos de viento, la Ruta del Vino de La Mancha es siempre una buena opción en primavera, porque nunca se termina de conocerla del todo.