Al estilo de los directores de pista de los circos de la década de los noventa, así imagino a García-Page dirigiendo a sus acólitos para que, apresurados, intenten proyectar una imagen de moderación inexistente. Con el agobio y la angustia de un domador de leones ante una opinión pública a la que es incapaz de engañar, chasquea el látigo para que la maquinaria socialista apriete las tuercas hasta el límite, casi hasta trasroscarlas, con el único fin de impostar su posición en el tablero político.
Page se ha dado cuenta de que es incapaz de engañar a nadie. Ni a los suyos ni a los que le creían hace solo unos meses. Madrid y los medios nacionales ya no es un territorio cómodo para él, se ha convertido en un suplicio de preguntas incómodas y de dudas sobre esa supuesta moderación que no es más que la cara pintada de aquellos payasos de circo con la cara triste a los que todo les sale mal para hacer reír al público.
Con un estilo que en ocasiones se parece más al de un monologuista chusco, de esos que no encuentran la forma de arrancar una sonrisa, Emiliano nos ofrece su espectáculo habitual, sobre todo en horas vespertinas. En una sucesión de ideas deslavazadas, -sin una línea argumental- con divagaciones sobre geopolítica e incluso sobre el sexo de los ángeles, Page intenta colar ideas que nada tienen que ver con su discurso. Se afana en introducir palabras como moderación, previsible, tranquilidad, es una obsesión, es la desesperación de ver como su gobierno se le deshace entre las manos como un azucarillo.
Y su entorno, cual equilibrista sobre el alambre, anuncia “el más difícil todavía”. Algunos se esmeran en misiones imposibles como tratar, sin éxito, de hacer ver a Emiliano con el mismo talante que Juanma Moreno. Comparar a Page con cualquier presidente autonómico del PP es un ejercicio de fe desmedida y, como se dice habitualmente, “de tener más moral que el Alcoyano”.
Los malabaristas de este circo que es el PSOE de Castilla-La Mancha se apresuran en lanzar sus titulares al aire queriendo hacer creer que Emiliano ha pasado de las palabras a los hechos; nada más lejos de la realidad: Page sigue siendo un charlatán más preocupado por los votos que por sus paisanos. Mientras los socialistas de la región capitaneados por Page sigan inmersos en este mundo circense, no atenderán a lo que realmente importa, mejorar la vida de los castellanomanchegos.