Hace unos años Javier Córdoba decidió dar un vuelvo a su futuro laboral, romper con todo y comenzar a hacer lo que realmente le gustaba: dedicarse por completo a la pintura. Vivía y trabajaba en Madrid como informático y volvió a su pueblo, a Tarancón, donde puso en marcha una galería y una academia de arte. También ha tenido tiempo para graduarse en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha.
“Romper con un trabajo, con la estabilidad económica de una nómina a fin de mes, no es fácil. Pierdes horas de sueño y ganas preocupaciones, más horas de trabajo y estrés, pero es una satisfacción estar luchando por algo que te gusta y te llena” explica Javier, quien a día de hoy, tiene claro que tomó la decisión correcta.
Hace unas semanas impartía una charla sobre emprendimiento en el IES La Hontanilla de Tarancón, del que es antiguo alumno. Quiso contar a los chicos y chicas de su localidad que se puede vivir de lo que a uno más le gusta hacer. “Fue una experiencia muy gratificante. Recuerdo esa etapa de mi vida, en la que tenía que decidir qué hacer con mi futuro profesional, llena de dudas e inseguridades. Yo les hablé de hacer caso a las emociones, de estar atentos a los cambios en nuestra sociedad para utilizarlos a nuestro favor y de perseguir los sueños en los que realmente creemos” comenta Javier, quien además de su experiencia personal, habló a los jóvenes de Tarancón de la inspiración, la creatividad, la frustración, los miedos y la valentía, como claves para afrontar con éxito cualquier reto.
Obras de arte que recuerdan lo que fuimos y lo que somos
A Javier Córdoba le motiva principalmente pintar la sociedad que le rodea. Muchos de sus encargos son retratos en los cuales le gusta plasmar a la persona con su propia mirada. Técnicamente es un pintor figurativo, pero huye del realismo, trata de fusionar la figura con la atmósfera, creando un estilo muy personal.
Por otro lado, le gusta hablar del pasado como punto de partida para entender lo que somos en el presente. Atiende encargos que reflejan lugares, calles y rincones de Tarancón de hace muchos años. “No nos tenemos que olvidar nunca de lo antiguo, porque de ahí venimos y es siempre algo motivador”, asegura este artista taranconero.
Una de sus colecciones destacadas es “In Memoriam”, con acciones sobre objetos para convertirlos en obras de arte que nos recuerden lo que fuimos y esculturas a tamaño real de piernas de personas que sugieren acciones cotidianas; una reacción artística ante la situación de éxodo rural que se da en Castilla-La Mancha, contra la despoblación y la pérdida de patrimonio.
“Este proyecto nació fruto de un derrumbe más en el casco antiguo de Tarancón, por el abandono de la población a otras zonas más modernas. Con esta muestra pongo de manifiesto la pérdida irreparable de patrimonio tanto arquitectónico como cultural, lo que pone en juego la identidad y las raíces de mi localidad” explica Javier, quien intenta evitar la desconexión de las nuevas generaciones con el pasado.
Su proyecto tiene dos líneas de trabajo: “historia del objeto recuperado”, haciendo alusión al museo de Antonio Pérez, donde los objetos sacados de los escombros cobran una segunda vida; y “pueblos incompletos”, donde se recrean figuras semiformadas que ocupan el espacio que por culpa del éxodo rural no ocupan personas de carne y hueso.
Un mural que plasma el arraigo centenario de Tarancón
Además, en 2021 ha plasmado en un mural de 17 metros la esencia de Tarancón en un recorrido social por su primer siglo como ciudad, con sus gentes como protagonistas.
El mural pretende ser un collage de imágenes que repasan el último siglo con motivo del nombramiento de Tarancón como noble ciudad. A través de una película fotográfica, aparecen diferentes escenas desde una época más costumbrista plasmada en monocromo hasta una etapa más moderna, haciendo diferentes guiños a los elementos más característicos y representativos de la localidad.
“Ha sido un trabajo que he disfrutado mucho por estar en contacto directo con mis vecinos que me daban su valoración y también su ánimo y apoyo por convertir un espacio céntrico de Tarancón, la conocida rotonda de Obras Públicas, en una zona más atractiva, aportando cultura, belleza y memoria” comenta orgulloso Javier, quien valora el muralismo como una técnica que acerca el arte a las calles y por tanto a los ciudadanos.
Aunar el arte y los viajes
Entre sus últimos trabajos destacan: “Diario de una cuarentena”, donde muestra los sentimientos y estados de ánimo reflejados a lo largo del confinamiento por la pandemia, y“Mosaico de Recuerdos”, una revisión de manera autobiográfica de sus recuerdos de infancia.
“Diario de una Cuarentena –explica el pintor – fue un experimento que realicé junto a mi amigo, el cantante del grupo “Zas! Candil Folk”, en el que pinté en directo a través de las redes sociales mientras él tocaba varias canciones”.
Aunque muchas de sus obras están relacionadas con su localidad y con la realidad que vive, le gusta mucho viajar. “Cuando comencé esta andadura –recuerda Javier-, mi planteamiento idílico era el de aunar mis dos grandes aficiones: el arte y los viajes. Siempre me ha apasionado conocer nuevas culturas que nos trasladen a lugares, creencias, razonamientos distintos, pero que, al mismo tiempo, tienen puntos de unión con nuestra cultura y los nuestros”.
Y aunque hoy por hoy, debido a la situación sanitaria, este proyecto está algo aparcado, estamos seguros que viajes y culturas marcarán nuevos caminos artísticos a explorar en la obra de este pintor taranconero que un día tomó una decisión tan difícil como gratificante: dedicarse al arte y luchar por un proyecto que genere cultura y conciencia social en nuestra región.