El patrimonio cultural de un pueblo es el legado de sus ancestros y la materialización de su historia. Los monumentos, edificios y yacimientos nos hablan de nuestro pasado y nos explican quiénes somos y de dónde venimos. Pero en muchas ocasiones, ese importante patriomonio cae en el olvido, y lo que es aún peor, corre el peligro de desaparecer por falta de conservación.
“101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán”, de la colección Simply Travellers, es una guía de viaje por España que propone descubrir la herencia cultural del país e implicarse en su preservación. Raquel Álvarez, historiadora del arte, delegada de Hispania Nostra en la Comunidad Valenciana y cofundadora de Alva Cultural, es la autora de esta guía.
Para llevar a cabo este particular viaje, se han escogido 101 elementos de los 1.182 que integran la Lista Roja elaborada por la asociación Hispania Nostra desde 2007. Un extenso inventario que quiere hacer visibles «todos aquellos bienes en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores». Finalmente, este recorrido incluye un total de 8 monumentos en peligro de desaparición que pertenecen a Castilla-La Mancha:
- Acueducto de Albatana (Albacete)
- Fábrica de Harinas (Manzanares, Ciudad Real)
- Palacio de los Gosálvez (Casas de Benítez, Cuenca)
- Arco de Jamete (Cuenca)
- Convento de Nuestra Señora del Rosal (Priego, Cuenca)
- Monasterio de Sopetrán (Hita, Guadalajara)
- Taray de Safont (Toledo)
- Castillo de Montalván (San Martín de Montalván, Toledo)
1. Acueducto de Albatana (Albacete)
ÉPOCA: SIGLO XIX. Su historia comienza entre los siglos III y IV d. C., es decir, su origen podría ser romano según los hallazgos arqueológicos encontrados. La construcción mide 470 metros de longitud y está situada en el paraje denominado Los Molinos, próximo a Albatana. Está formado por dos obras hidráulicas erigidas en dos momentos diferentes. La primera, más antigua, está realizada con mampuesto y argamasa, mientras que la segunda se compone de sillares de piedra arenisca, formando arcos carpaneles y pilares cuadrangulares.
Se trata de una conducción de agua de directriz recta y altura decreciente. Es una construcción de pequeña altura, que no supera los tres metros en algunos tramos, y con un ancho de 1,13 metros, con una pendiente uniforme del 0,5 %. El acueducto propiamente dicho comienza a unos 187 metros del inicio, ya que hasta ese punto está formado por una hilera de sillares a modo de canal. En ese punto mencionado comienzan los arcos, todos de igual anchura pero diferente altura para salvar los desniveles del terreno; por ejemplo, el primer pilar está formado por un solo sillar y el último por cuatro.
2. Fábrica de Harinas (Manzanares, Ciudad Real)
ÉPOCA: SIGLO XIX. Su importancia está en ser el máximo exponente del patrimonio industrial de Manzanares, la tercera fábrica de España de gran capacidad a finales del siglo XIX. Se trata de un edificio de gran volumen de estilo ecléctico historicista. La fábrica ocupa una superficie de más de 3000 metros cuadrados y está realizada en ladrillo prensado, con las esquinas reforzadas con piedra de sillería. Se estructuraba en tres pisos divididos en seis naves; las de la derecha, destinadas a trituración y molienda, medía 35 metros de largo por 12,5 de ancho, y las de la izquierda, dedicadas al proceso de limpieza del grano, medían también 12,5 metros de ancho y 11 de longitud.
3. Palacio de los Gosálvez (Casas de Benítez, Cuenca)
ÉPOCA: SIGLO XX. Su historia comienza con la familia Gosálvez, unos empresarios procedentes de la burguesía alicantina de Alcoy. Se trata de un edificio de estilo ecléctico que imitaba el palacio de Versalles. El conjunto consta de un cuerpo central de dos plantas y dos alas perpendiculares en forma de V. En el cuerpo central encontramos un porche a modo de terraza ubicado en la fachada principal, sobre una escalinata. Presenta cubierta de planchas de zinc con mansardas y un torreón central.
El interior contaba con un gran vestíbulo, una escalera imperial, otra de caracol y numerosas salas decoradas con motivos árabes u orientales, así como un salón de baile y una sala de los espejos. Disponía de varias chimeneas. Completaban el conjunto unas edificaciones complementarias, como una capilla de estilo neogótico, paseos arbolados y caballerizas, la aldea Las Casillas, que era donde vivían los trabajadores, las fábricas y la central hidroeléctrica.
4. Arco de Jamete (Plaza Mayor de Cuenca)
ÉPOCA: SIGLO XVI. Su importancia está en ser una de las obras maestras del Renacimiento europeo en el interior de un edificio. Se encuentra ubicado en el lado izquierdo del crucero de la catedral. Se trata de un frontispicio construido como portada a la entrada principal de acceso al claustro de la catedral y está considerado como una pieza emblemática. Tras esta portada creada por el arco, se configura una especie de capilla con bóveda elíptica, dos nichos laterales y la portada del claustro al fondo.
Esta obra fue realizada por Francisco de Luna y Esteban Jamete entre 1546 y 1550, por encargo del obispo de Cuenca Sebastián Ramírez de Fuenleal. Se trata de un proyecto de puerta monumental de comunicación entre espacios que consagra a Esteban Jamete como un importante artífice del Renacimiento español.
5. Convento de Nuestra Señora del Rosal (Priego, Cuenca)
ÉPOCA: SIGLO XVI. Su historia comienza con su fundación en el año 1525 por iniciativa de Diego Carrillo de Mendoza, hermano del séptimo conde de Priego Luis Carrillo de Mendoza. El conjunto está formado por la iglesia, de una sola nave con cabecera poligonal, y el claustro, de estilo gótico plateresco. La nave de la iglesia presenta seis tramos separados por arcos apuntados y cubierta con bóvedas de crucería, que descansan sobre medias columnas adosadas al muro.
Un espacio abierto a modo de transepto se comunica con la nave y el templo se cierra con un ábside poligonal de tres lados con contrafuertes. La fachada, que se abre en el muro norte a la altura del tercer tramo, está realizada en piedra y es de estética renacentista. En el pozo del convento se encontró una serie de tallas, entre ellas una de san Marcos, que aparecieron en bastante mal estado. Parece ser que estuvieron allí escondidas para evitar que desaparecieran durante la guerra Civil.
6. Monasterio de Sopetrán (Hita, Guadalajara)
ÉPOCA: SIGLO XIV. Su historia comienza en la Alta Edad Media visigoda. Su primera fecha de fundación es el año 611, durante el reinado de Gundemaro. Del conjunto del monasterio aún se conservan los muros de la iglesia, donde podemos ver los arranques de los soportes del templo, lo que nos permite apreciar que se trataba de un templo de tres naves. El monasterio, que se encuentra a 20 minutos en coche de Guadalajara, está declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento desde 1994. En 2017 se anunció la restauración, pero hasta el momento no se ha llevado a la práctica.
7. Taray de Safont (Parque de Safont, Toledo)
ÉPOCA: SIGLO XIX. Un arbusto de la familia de las tamaricáceas. En este caso concreto, se trata de un taray centenario de grandes dimensiones, situado cerca de la ribera del Tajo, dentro del parque de Safont, en el entorno de la central hidroeléctrica. Se trata de un árbol que creció de forma natural y que poco a poco se fue integrando en la trama urbana.
Una las principales características de este árbol, Tamarix gallica, es que crece en suelos salinos. Otro aspecto especial es que suele presentar glándulas secretoras de sal, por lo que en algunos lugares recibe el nombre de «pino de sal». Este árbol es muy particular, ya que los suelos salinos de la región se encuentran en claro declive por la desaparición de las lagunas saladas. Se trata de uno de los cinco grandes árboles que tiene Toledo.
8. Castillo de Montalbán (San Martín de Montalbán, Toledo)
ÉPOCA: SIGLOS XIII-XIV. Su historia comienza en la época musulmana, construido originalmente como una alcazaba. El castillo se levantó sobre un lugar cortado por el tajo del río Torcón, por lo que solo presenta defensas en su lado sur, el único atacable. Su superficie está totalmente amurallada, lo que nos da idea de que se trata de uno de los castillos más grandes de España. La parte oriental es la que se encuentra más protegida: presenta un amplio lienzo almenado que cuenta con un estrecho adarve.
Curiosamente, la localización del castillo es uno de los enigmas de esta fortaleza, ya que no había población cercana a la que proteger, ni era encuentro de caminos que vigilar. Quizá pudo ser elegida por estos motivos para convertirse en uno de los cinco conventos del Temple en Castilla.