La albaceteña Rozalén puso anoche la guinda a unas fiestas de San Julián de Cuenca que, con la simpatía y el carácter manchego que la caracteriza, dejó en la penúltima noche de fiestas dos horas de emoción, buen rollo y bailes contenidos desde la silla a partes iguales en un show que no dudó en calificar como «bonico del tó».
Cuando el reloj pasaba de las 22.30 horas, las luces del estadio municipal de La Fuensanta se apagaron para dar comienzo al show de la albaceteña, que no pudo empezar mejor con ‘Este tren’, una de sus ultimas canciones y que ya empezó a animar a las en torno 3.000 personas asistentes al recital.
Le siguieron ‘Dragón rojo’ y ‘Será mejor’, donde Rozalén ya dejó la semilla de lo que iba a ser su concierto en «la ciudad más bonita del mundo», como no dudó en calificar a la ciudad de las Casas Colgadas.
La albaceteña continuó su cita conquense con temas tan actuales como ‘La Línea’, que narra el drama de las fronteras migratorias y, tras recitar un poema de Miguel Hernández, dio paso a ‘Justo’, la historia del hermano mayor de su abuela que desapareció en la guerra civil.
No faltó la canción que compuso durante los días más duros del confinamiento.
Aunque Rozalén la escribió pensando en que la pandemia nos haría a todos mejores personas, ‘Aves enjauladas’ pareció ser «más utopía», por que como reconocía la artista, «se equivocó».
SORPRESA A LOS CONQUENSES
La sorpresa de la noche llegaba a mitad del concierto, cuando recordó cuando grabó en Cuenca el programa de TVE ‘Un País para escucharlo’.
Dijo que tenía una sorpresa para los conquenses, y aunque todos empezaron a corear el nombre de Perales, finalmente no fue el de Castejón quién sorprendió al público, sino Javier Collados, del grupo taranconero ‘Zas!! Candil Folk’.
Juntos interpretaron el fandanguillo manchego en una Fuensanta que contuvo las ganas de bailar sobre la silla, pero que animaron sobremanera a los asistentes.
CANTO A LA ESPERANZA
Pero las sorpresas no cesaron ahí, ya que también deleitó a los conquenses con ‘Mar en el trigal’, la canción que compuso junto a Fetén Fetén recientemente y que se trata de un canto a la esperanza, a la luz y a romper las cadenas que nos atan al miedo.
Después de todo esto, la albaceteña aseguraba que el de Cuenca estaba siendo el público más entregado, e intuyó que a partir de lo que quedaba de concierto lo iban a pasar mal.
Y es que llegó la parte más movida del show. ‘Que no, que no’, la canción que le hizo ganar el Goya a la mejor canción original este 2021, ‘Vivir’, la canción que comparte con Estopa fueron la guinda para dejar al público en los más alto, que incluso casi le cuesta la expulsión del concierto a un grupo de jóvenes, que se levantaron y empezaron a bailar junto a sus sillas sin mascarilla, llevándose la reprimenda por parte del personal de seguridad del recinto.
Con ‘Amiga’ continuó este recital en el que la locura se acabó de desatar, llegando a subir un Bob Esponja encima del escenario y, toda esta energía que tenía el público, parece que se trasladó hasta los músicos de Rozalén, con una artista que estaba «flipando», ya que sus compañeros de escenario empezaron a «delirar», como dijo ella, lo que le provocó un ataque de risa, trasladando al público el buen rollo que la manchega siempre desprende.
«Yo así no aguanto la gira», se quejaba en tono de broma una Rozalén que no podía parar de reír, atónita de ver toda la energía y tanto banda como público estaban desprendiendo. El efecto Rozalén de contagiar todo de su buen rollo. «Viva Cuenca y quien lo habita», llegaba a decir.
’80 veces’, ‘Comiéndote a besos’, ‘Y busqué’, ‘La puerta violeta’, y ‘Girasoles’ pusieron la guinda a casi dos horas de concierto en el que Rozalén supo animar a esas 3.000 personas que se dieron cita en la Fuensanta y que, seguramente, se fueron de ahí con más ganas de vivir.
Si algo sabe hacer Rozalén es animar, transmitir la buena actitud, que seguro, llegó a la gran mayoría de los asistentes.