«Dijeron en las plazas que sí se puede y nosotros decimos hoy que podemos». Con estas palabras comenzó Pablo Iglesias en enero de 2014 la presentación de Podemos, el partido en el que milito desde entonces con orgullo y con la esperanza de plantar en mi comunidad castellanomanchega esa semilla que nos trajo el 15M.
Desde el mes de febrero, nos hemos movilizado una buena parte de la militancia de Podemos de las cinco provincias castellanomanchegas, con un objetivo compartido: que nuestra formación política, que en su día consiguió ya estar presente en el Gobierno de la Junta y en el parlamento regional, vuelva a ser un partido fuerte de la mano de sus bases. Y que no repita nunca más el desastre electoral del año 2019, en el que Podemos Castilla La Mancha quedó descabezada y casi desmantelada con la liquidación que impuso Molina.
Toca ahora recuperarse y levantarse. Mucho más si cabe por la impresentable gestión que ha llevado a cabo el deleznable presidente Emiliano García Page durante la crisis del COVID-19, que, con sus mayoría absolutista, favorecida por la Ley Electoral que cambió Cospedal para favorecer a los grandes partidos, nos ha mostrado su rostro más autocrático e irrespetuoso con el personal de la administración pública. No nos representa, ni política, ni ideológicamente, ni en ninguna de las facetas posibles. García Page está lamentablemente a la misma altura derechista de los que gobiernan otras comunidades vecinas (Madrid o Andalucía). Situación que nos recuerda de nuevo nuestro origen en el 15M. Toca retomar la palabra en las plazas, organizarnos junto a los movimientos sociales y gritar sin miedo a Page que no nos representa.
La organización, quedó dispersa y sin cabeza. Muchos de los militantes se hundieron en un estado casi depresivo, y no sólo por la desbandada de la dirección anterio. Parecía que todo lo que se había trabajado desde el 15M (2011) y, posteriormente con la creación de PODEMOS (2014), se había desmoronado. Por ello había que reconstruir y renacer como el ave fénix, desde las cenizas, desde lo destruido. Pero gracias a los renovados ánimos y esfuerzos de muchas personas unidas, se está consiguiendo levantar. Ha sido y sigue siendo un proceso laborioso, al que no le ha faltado una participación entusiasta de los compañeros y compañeras, que lo están dando todo por cuidar y cuidando al tiempo.
En ese proceso se han ido sumando centenares de personas que han respondido a nuestro llamamiento a la unidad de “Cuidando Podemos C-LM”, que sentó las bases del proceso participativo llevado a cabo todos estos meses, en la asamblea que tuvimos en Alcázar de San Juan en febrero de este año. Después de aquello, se ha sumado mucha más gente telemáticamente – no había otra con el confinamiento- desde el inicio de la crisis sanitaria.
Hemos celebrando asambleas virtuales, en el las que hemos conseguido elaborar colectivamente unos ambiciosos y regeneradores documentos, con multitud de intervenciones y transacciones que posteriormente han culminado en la celebración de las respectivas asambleas provinciales con el objetivo de configurar nuestra lista de unidad regional. Todo un trabajo muy serio y en un ambiente colaborativo e ilusionante.
Estamos muy orgullosas y orgullosos de la enorme y madura participación de centenares de compañeras y compañeros que habéis decidido apoyar el Podemos de los cuidados, el Podemos de la regeneración, el Podemos de la unidad de la izquierda para seguir avanzando y construir la Castilla-La Mancha que merece toda nuestra gente.
Tras estas caras que ahora vemos en la candidatura hay muchas más personas que trabajan con sus esfuerzos y con sus limitaciones, pero con el enorme convencimiento de que este proyecto es de equipo y plural, gracias a todas esas personas, especialmente a las que no salen en la foto, porque gracias a la generosidad y cuidados de muchas de esas personas, estamos convencidas que Podemos Castilla-La Mancha tiene mucho futuro.