En torno a 25.000 personas, según la estimación de Protección Civil, han visitado la ciudad de Sigüenza en las Jornadas Medievales, que han llegado, en 2019 a su vigésima edición. A lo largo de dos días y medio intensos, se han sucedido hasta treinta y un actos diferentes en un programa que no ha dado un respiro ni a seguntinos, ni a visitantes. Desplegados a partir de la Plaza del Obispo Bernardo de Agén, y en todo el recorrido de la calle Mayor, había 120 puestos con mercaderías variopintas en las que el maravedí era la única moneda de curso legal. Desde viandas suculentas, a camisetas, objetos de cuero, ropajes, juegos de niños, jabones, productos mágicos, espadas, tejidos, bisutería y joyas… El ambiente, las vestimentas, la decoración de casas y balcones, los olores y los colores y el sonido, hacían que la ciudad volviera al siglo XIV, cuando se produjeron los hechos históricos que se recuerdan en las Jornadas Medievales, endulzados por la leyenda y por el cariño con el que la ciudad recuerda a Doña Blanca de Borbón, la reina desdichada.
Este fin de semana, además de ser uno de los que registra más afluencia turística del año, en cuanto a número de visitantes, también es, probablemente con los que delimitan las Fiestas de San Roque, el que cuenta con un mayor número de casas abiertas. La Oficina de Turismo municipal cifra la ocupación del fin de semana en más del 95% de las plazas hoteleras, lo que equivale a, en torno a 1.300. Así, el Ayuntamiento estima que el impacto económico de las Jornadas Medievales de este año ha superado los 750.000 euros.
En la mágica noche del viernes, con truenos y centellas amenazando el cielo de la ciudad, el grupo Arrabal Folk abría con su música la XX edición de este evento multitudinario. A continuación, las brujas seguntinas pronunciaron su hechizo, magnificado por el ambiente eléctrico. El sábado la mañana, con el mercado ya despierto, las calles de la ciudad se convertían en el escenario del tradicional desfile. Antes, eran cientos y cientos de coches los que se dirigían a la ciudad del Doncel a presenciar, disfrutar y participar en este evento popular. La comitiva real comenzaba su desfile en la Plaza de Don Hilario Yabén, donde esperaban todos los grupos musicales y de animación que han participado este año: Ixera, Barromba, Barzonia, el grupo de Danza de Manzanares el Real y los caballeros alcalaínos de Baucán. Naturalmente, también estaban allí Don Pedro I, el Cruel (Jesús Canfrán), Doña Blanca de Borbón (Sandra Serrano), Enrique de Trastámara, María de Padilla y todo el séquito de personajes históricos en torno a los que se articulan las Jornadas Medievales de Sigüenza.
Precedidos por el sonido de las dulzainas, y los tambores, en esta ocasión para ejecutar danzas cortesanas, y por las reverencias de Juan Somolinos, alguacil del Ayuntamiento que se suma a la celebración como uno más de los personajes, insustituible, la comitiva real subía por las calles de Cardenal Mendoza y Plaza Mayor, calle Mayor, travesaña Alta y Arco del Portal Mayor, antes de llegar al Castillo. Acompañando el desfile iba la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, para quien éstas han sido sus primeras Jornadas Medievales como regidora. “La ciudad de Sigüenza está siempre bella, pero en las Jornadas Medievales, lo está especialmente. Saca sus mejores ropajes, se escuchan en sus calles sus mejores sonidos, se huelen sus mejores olores, y podemos disfrutar de una ciudad repleta de gente, de vida y de color”, decía ayer. Merino ha calificado como “imprescindible” para su desarrollo, la colaboración y la organización de la Asociación Medieval seguntina, “que es la que lo organiza todo, y para la que el Ayuntamiento está a su completa disposición, y aún más teniendo en cuenta que el carácter altruista de su esfuerzo”. Por último, la alcaldesa destacaba cómo la ciudad conmemora un acontecimiento histórico, convirtiéndolo en transversal a toda la sociedad local y haciéndolo “popular”.
El desfile de personajes y su séquito llegaban, después de que la gente les hiciera miles de fotos a lo largo del recorrido, al patio del Castillo-Parador, donde, como novedad este año, la Asociación Medieval había emplazado un escenario para que se produjera allí la entrega de llaves de Sigüenza a los reyes, por parte del obispo Pedro Gómez Barroso (Javier Franco), y también para que doña Blanca diera lectura al manifiesto que resume su desdicha histórica. Se encargó de presentar el acto, el vicepresidente de la Asociación Medieval, Primitivo Alguacil. En su introducción, dio las gracias a la anterior corporación, y a la actual, “que se ha puesto a nuestra disposición desde el primer momento”, y deseó un “fructífero y provechoso mandato” a la alcaldesa. El presidente de la Asociación, Jaime Gómez Olalla, también se dirigió a la audiencia y tuvo el detalle de felicitar a todas seguntinas y seguntinos que contribuyen al éxito de la celebración, y especialmente a las voluntarias que han representado el papel de Doña Blanca de Borbón.
Después, todos los grupos participantes llevaron a cabo una de las muchas actuaciones con las que han deleitado al público por las calles de Sigüenza a lo largo del fin de semana. A eso de las 14 horas, la ciudad estaba llena. La calle Mayor rebosaba de vida. Los comerciantes atendían a los miles de personas que a esa hora llenaban las calles. El presidente de la Diputación Provincial, José Luis Vega, también quiso estar presente en la celebración, y la acompañó, destacando la afluencia de visitantes que recibía la ciudad y también “el trabajo que me consta ha hecho el gobierno municipal, encabezado por su alcaldesa, para lograr el éxito de las Jornadas”. El presidente de la Diputación afirmó que su pretensión es la de estar cerca de los alcaldes en la tarea de promocionar y dar a conocer la provincia. Los actos se cerraban con el preciso vuelo de un halcón, que partiendo desde las almenas del Castillo se posaba sobre la mano diestra del cetrero. Además, y entre otras autoridades, han estado también presentes en las Jornadas Medievales el presidente de las cortes regionales, Pablo Bellido, y los diputados provinciales Teresa Franco y Ramiro Magro.
El intenso programa preparado por la Asociación Medieval Seguntina, con el patrocinio del Ayuntamiento de Sigüenza y de la Diputación Provincial, y la colaboración de numerosas empresas locales, continuaba a mediodía y por la tarde. Los Dulzaineros de la Pinocha, de manera espontánea, se sumaban a la fiesta y, a la hora del vermú, acompañaban la celebración con sus piezas en la Plaza Mayor, como la magnífica Rumbanera de Maranchón, que más tarde seguía con la animación musical, pasacalles de músicos y malabares, actuaciones musicales, danzantes y juglares, batallas infantiles con catapultas de globos. En las Eras del Castillo, tenía lugar, con la presencia de los reyes, el espectáculo de vuelo libre de rapaces, acompañado de una charla de concienciación medioambiental, y los juegos medievales a caballo, protagonizados por cinco valerosos caballeros.
El fervor de Sigüenza por su reina volvía a cristalizar en las escaramuzas entre los partidarios de Pedro “El Cruel” y de Doña Blanca de Borbón, y el posterior asalto al Castillo donde los fieles a la reina intentaron, lamentablemente sin conseguirlo, liberar a la reina de su reclusión, si bien este es un hecho que se añade a la leyenda de la celebración, pero que nunca se produjo en realidad. Por la noche, la Ciudad del Doncel se iluminaba únicamente con la luz de las velas, recuperando así el encanto de las calles medievales, justo antes de que las brujas de Sigüenza convocaran su aquelarre, y protagonizaran el baile de las ánimas, en una repleta Plazuela del Doncel. El cielo oscureció con la caída de la tarde, y dejó escapar alguna gota, pero sin llegar a impedir el desarrollo de los actos.
Esta mañana se ha vuelto a revivir el destierro de Doña Blanca –este sí es un hecho real- representado en el mismo lugar donde sucedió, y la lucha fratricida entre Pedro I El Cruel y Don Enrique de Trastámara y sus partidarios, que acaba con la muerte del primero, y que, si bien no ocurrió en Sigüenza sino en Montiel, siempre levanta los aplausos del público asistente, entregado a la reina, Doña Blanca, siempre protagonista de las Jornadas Medievales. El fin de semana festivo se ha cerrado, a partir de las siete de la tarde, con la obra de teatro infantil, “La princesa y el dragón”, patrocinada por el Ayuntamiento de Sigüenza. De velar por la seguridad del evento se han encargado voluntarios de Protección Civil y de Cruz Roja, tanto de Sigüenza como de Guadalajara, además de Policía Local y Guardia Civil. Afortunadamente, no se ha producido un solo incidente digno de mención en el desarrollo de los eventos.