Un grupo de profesionales del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario de Ciudad Real se han involucrado en un proyecto de investigación para valorar si la participación de los familiares en las terapias que siguen los pacientes con depresión resistente mejora su diagnóstico.
El estudio, que ha recibido una de las ayudas para proyectos de investigación que convoca cada año la Gerencia de Ciudad Real del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, lo dirigen los psiquiatras Carlos Rodríguez Gómez-Carreño y Fernando García Lázaro, residente de cuarto año, y la psicóloga clínica Inés Gómez Jiménez.
La hipótesis, ha comentado el doctor Rodríguez, es que “cuando hay participación de la familia en las terapias se produce una mejoría más acusada que cuando está centrada sólo en el paciente”, por lo que “se trata, añade, de comparar la evolución de los que siguen un tratamiento convencional con la de aquellos que lo complementan con intervenciones familiares regladas”.
El estudio se va a realizar con pacientes que han estado ingresados en la Unidad de Salud Mental del HGUCR por una depresión “resistente”, calificativo que se aplica a aquellos procesos que no han respondido al menos a dos tratamientos farmacológicos antidepresivos en las dosis y tiempo adecuados.
Estos pacientes están sometidos a un abordaje psicofarmacológico y psicoterapéutico individual y también grupal que se mantiene a su salida de la Unidad de Hospitalización Breve. La participación de la familia se acuerda en una primera entrevista a la que no asiste el paciente y en la que también se establece como van a intervenir los familiares en la terapia porque, como ha apuntado la psicóloga Inés Gómez, “la familia ha de aprender a ayudar”. Para facilitar esta colaboración de la familia está prevista la puesta en marcha de un servicio de apoyo telefónico.
La iniciativa se enmarca dentro del abordaje de la depresión resistente como enfermedad grave que requiere de un apoyo multidisciplinar y de una sensibilidad especial y “asociar este proyecto de terapia familiar a una unidad específica para dar respuesta integral y secuencial en el paciente que padece un trastorno depresivo resistente”, ha señalado Carlos Rodríguez.
Según la Organización Mundial de la Salud, el trastorno depresivo es una de las tres principales causas de discapacidad y su tratamiento tiene altos costes directos e indirectos.
Según los datos de morbilidad recogidos en el Plan de Salud Mental de Castilla-la Mancha 2018-25, la prevalencia estimada de depresión a nivel mundial en el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2017 era 4,4 por ciento. Asimismo, la Encuesta Mundial de Salud de 2015 refleja que en España hay un 5,2 por ciento de personas con depresión. Esto supone que en Castilla-la Mancha más de 100.000 personas podrían sufrir depresión.