“Una vida salvada, merece ser vivida” es el lema de ADACE-Castilla-La Mancha que hoy, con la lectura de un manifiesto, ha recordado que se conmemora el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido. El alcalde, Vicente Casañ, ha querido mostrar su apoyo al trabajo que realiza esta asociación asistiendo a la lectura de este manifiesto en el salón de actos del Hospital Perpetuo Socorro, donde también ha estado presente el subdirector médico del Complejo Hospitalario, Alberto Sansón. El acto ha contado también con la presencia de la concejala de Atención a las Personas, Juani García, y la responsable municipal de Cultura, Teresa García, así como concejales de todos los grupos políticos.
La Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido tiene un centro en Albacete y otro en Almansa, para atender a personas que han sufrido un efecto traumático sobre su cerebro a consecuencia de un traumatismo, un accidente cerebrovascular, tumores o cirugías cerebrales o infecciones neurológicas, entre otras causas.
María Ángeles González, usuaria de ADACE en Albacete, ha dado lectura al manifiesto en el que se da cuenta de la “odisea” a la que se enfrentan las personas aquejadas por esta patología y de cómo la vida les cambia “en cuestión de segundos”. “Ninguno está exento de sufrir las consecuencias de un daño cerebral”, continúa este manifiesto, con el que se ha tratado de dar voz al más de medio millón de personas con daño cerebral que hay en nuestro país. En Albacete, según un estudio realizado hace una década, eran casi 1.800 las personas afectadas y se estima que cada año se registran 2.000 nuevos casos en Castilla-La Mancha.
Desde ADACE invitan a la sociedad a acompañar a sus usuarios, “queremos que tengan la oportunidad de volver a marcarse nuevas metas en la vida, conseguir un trabajo o disfrutar del ocio, porque tienen derecho y porque creemos que una vida salvada merece ser vivida con dignidad y plenitud”. Para conseguirlo hacen algunas reivindicaciones, como el desarrollo de una Estrategia Nacional de Atención al Daño Cerebral Adquirido que garantice la máxima calidad de vida posible a cada afectado o que se elabore un censo de personas afectadas para analizar sus necesidades de atención y dimensionar los recursos que se necesitarían.