Al sur de Albacete a 32 kilómetros de la capital, situado entre la Sierra de Alcaraz y la Mancha de Montearagón, se encuentra Peñas de San Pedro, con un censo que de algo más de mil habitantes. Desde San Firo, se puede divisar la estepa manchega hasta que se pierde en el horizonte cuando empiezan las montañas que anuncian el inicio de la sierra albacetense, cuyo única paleta de color es en tonos marrones que pintan los almendros, olivas y aligas.
Antaño un cruce de caminos y de civilizaciones, fue tierra fronteriza en la Reconquista y escenario de batallas durante el carlismo, como muestra entre sus ruinas el castillo-fortaleza que servia como escudo a la localidad.
Pero una de las cosas que más impresiona de este pequeño pueblo es la Romeria del Cristo del Sahuco, que lleva a la imagen a su hogar, a 15 kilómetros, sujeta por cuatro anderos ataviados con pantalón y camisa blanca con faja azul o roja a la cintura, a un paso tan veloz que parecen que sus pies no tocan el suelo por obra divina.