Llegamos a Letur, un encantador y rustico municipio, donde alejarse del resto de la civilización, por la tranquilidad, autenticidad y el aire a paz que se respira en este pueblecito de la Sierra de la Segura. El agua es el vecino más longevo de este pueblo, y recorre sus calles a través de sus antiquísimos canales y sus piscinas naturales. Los miradores ofrecen unas vistas donde el infinito no se divisa lontananza. Es el lugar perfecto para parar, descansar y disfrutar. Donde el espacio y el tiempo se detienen.
Casas de blanco cal y piedra, el trazado musulmán de sus calles y los patios que parece que en lugar de estar en la provincia de Albacete, nos encontremos en cualquier enclavado granadino. El legado en las tierras de la Sierra del Segura son una muestra del legado que dejo la cultura musulmana en esta zona, haciendo que este pequeño pueblecito fuera declarado en 1983 por su gran conservación del tramado urbano musulmán, Conjunto Histórico Artístico.
Los recovecos de Letur se nutren de la cultura mudéjar, mezclados con la cultura cristina en los monumentos que se abren paso entre sus callejas. El agua del arroyo, principal protagonista de este pueblo, alimenta sus famosas piscinas naturales, con el agua tan fría que solo unos pocos valientes a los que le puede el calor son capaces de adentrarse en ellas. La zona de Las Canales, donde se encuentran estas piscinas, se moldea de manera espectacular entre el casco antiguo mudéjar y la naturaleza del entorno.