No es que la Familia Real me importe mucho, la verdad, pero una vez escribí sobre la Reina Letizia y lo hice a su favor. Me puse en su lugar porque no paraba de recibir críticas por ese papel de reina por sorpresa tan difícil de afrontar que le había tocado asumir en tan poco tiempo. Los años han pasado y siempre ha estado ahí, al límite, con mil ojos puestos en ella, observada con lupa en cada gesto, en cada palabra, en cada vestido… ¡debe de ser horrible vivir así!
Después de haberse equivocado alguna vez y de haber sido perdonada por su inexperiencia, la sociedad esperaba con ansia que algún día cometiera un gran error para odiarla y lapidarla. Ese día llegó y nos ha faltado sólo nombrarlo fiesta nacional. El posicionamiento a favor de la Reina Emérita y el jaque a la Reina ha sido brutal, entre otras cosas, alegando la falta de respeto por parte de su nuera. Este país no deja de sorprenderme. Todavía sin saber exactamente qué pasó, qué le dijo Letizia a Sofía, sin saber por qué una niña de 12 años quita el brazo a su abuela y cuestionando la exquisita educación que debe recibir esa cría, aun así, Letizia ha perdido la batalla porque ha humillado y faltado al respeto a la Reina Sofía.
Decía que este país no deja de sorprenderme porque toda la vida hemos sabido los cuernos que el Rey Juan Carlos le ha puesto a su mujer y nunca se ha hablado de humillación. Toda la vida hemos visto, sobre todo los últimos años, los desplantes y gestos de desprecio de Don Juan Carlos a Doña Sofía y nunca ha ocupado tantos artículos, comentarios, telediarios y tuits como el desencuentro entre las reinas. Por lo que sabemos, Doña Sofía ha sufrido muchos más desprecios, faltas de respeto e humillaciones por parte de su marido que por su nuera, pero claro, su marido es más simpático y campechano que su nuera, su marido es de sangre azul y ella, su nuera, la tiene roja. No puedo evitar pensar que esto es como el tío que se acuesta con muchas mujeres y es un machote y la tía que se acuesta con muchos hombres y es una golfa. Me cansa el asunto, de verdad que me agota, sobre todo porque cada vez veo más innecesaria y trasnochada esta institución. Cada vez me indigna más ver las partidas presupuestarias que van destinadas a la Casa Real comparadas con el trabajo que realizan. Cuando más ha necesitado España al Rey ha sido ante el conflicto catalán y lo único que hizo fue dar un discurso, porque no podía hacer más, porque es el Estado y el Gobierno quien manda, hace y deshace. Estoy cansada de verles chupar del bote a ellos, a tantos cargos innecesarios y a todo expresidente y exministro.
A pesar de todo esto y precisamente por ello, tampoco voy a disculpar a la Reina Letizia y sus desaires o malos días. En eso consiste su trabajo, en aparentar felicidad los escasos minutos que aparece en cualquier acto aunque, sinceramente, no voy a negar que he disfrutado muchísimo estos días, porque entre esto y el máster de Cifuentes, nos hemos olvidado un poco de Cataluña.