La dimisión del cargo como responsable del Servicio de Extinción de Incendios (Sepei) de la Diputación provincial de Albacete ha llegado casi por sorpresa.
Juan Gil se lo comunicó este martes de manera oficial a su grupo y a sus compañeros, pero no será hasta el pleno de la institución -convocado para la próxima semana-, cuando se haga efectiva su renuncia al cargo como diputado provincial de Albacete.
Lo deja “por cuestiones personales”, según ha asegurado en declaraciones a soMos Castilla-La Mancha, aunque como ha querido dejar claro “no hay nada más” detrás de su dimisión. “Es algo muy personal y antes de nada está mi salud y mi pueblo”, ha asegurado.
A sus compañeros les desea “lo mejor en su faena” y asegura que en lo personal, todos estos años como diputado le han servido “mucho” para saber qué es y como funciona la institución, y que se lleva “el grato recuerdo de tener a unos buenos compañeros”.
Sí seguirá como alcalde de su pueblo, El Bonillo, del que presume allá donde va; cargo en el que lleva más de 20 años.
POLÉMICA VENEZUELA
Atrás quedan por tanto aquellas polémicas declaraciones que realizó en diciembre del pasado año defendiendo el régimen de Nicolás Maduro en su viaje a Venezuela, donde actuó como observador internacional en las últimas elecciones municipales.
Entonces el Partido Popular en la Diputación de Albacete exigió su cese como diputado provincial por aseveraciones como “es un sistema tan sumamente avanzado y garantista que es prácticamente imposible que haya un fraude electoral”.
No llegó entonces su cese pero sí lo hace ahora en forma de “decisión personal”.
También su grupo, el PSOE, le dio la espalda, desmarcándose de esas declaraciones que tuvieron trascendencia en muchos medios nacionales, al asegurar que había sido un viaje privado.
CONFLICTO CON EL SEPEI
Su otro gran caballo de batalla como diputado fue el conflicto con el personal del Sepei, por sus condiciones laborales; tuvo en contra a muchos funcionarios, y más cuando, según se filtró, en una reunión se “autoproclamó” jefe de servicio y la persona a la que había que llamar en caso de emergencia o siniestros, ante la falta de una jefatura oficial. También le valió los reproches de la oposición y que pidieran su dimisión.
Ahora todo esto queda atrás, como ha dicho y suponemos, por “salud y por su pueblo”. Deja la Diputación para volcarse por completo en su pueblo, El Bonillo.