La Plataforma ‘No a las macrogranjas en Pozuelo y Argamasón’ está recogiendo firmas de forma digital, a través de ‘Change.org’, y en papel contra del proyecto de macrogranja que albergará a 108.000 cerdos impulsado por Cefusa-ElPozo en la primera de las localidades albaceteñas, que serán presentadas ante los ayuntamientos de los referidos municipios y el Gobierno regional «próximamente».
Según ha informado esta plataforma, el grupo Cefusa-ElPozo quiere instalar una macrogranja que albergará a 108.000 cerdos repartidos en nueve explotaciones de producción y recría de lechones, con un total de 39 naves en la finca La Lossa.
«En el proyecto presentado por el grupo Cefusa-ElPozo se afirma que la dirección de los vientos dominantes son del SO y SE, afectando de lleno a la población de Argamasón, pedanía que depende del Ayuntamiento de Albacete, estando situando a tan sólo 2,2 kilómetros, así como Casas de Cañete a 1,7 y La Zarza, 1,5, situadas a menos de dos kilómetros».
Los vecinos han constituido esta plataforma, que se ha unido a CLM Stop Macrogranjas, movimiento regional que agrupa a todas las plataformas vecinales de la región, y está dando charlas en las localidades afectadas, recopilando informes elaborados por reconocidos técnicos especializados sobre el impacto medioambiental y médicos y sobre la salubridad y su impacto en el ser humano.
«Los vecinos creen que, bajo la promesa de puestos de trabajo, estas instalaciones de ganadería intensiva perjudican a los habitantes de los pueblos de la comarca, cuyo día a día se verá alterado por los fuertes olores, la proliferación de moscas y por la demostrada contaminación del suelo y los acuíferos que provocan el almacenamiento y el esparcimiento de purines en los campos de alrededor», ha alertado la plataforma.
Aunque desconfían de los beneficios que puede traer este tipo de explotaciones industriales a la zona, ya que estas granjas están casi totalmente mecanizadas por lo que los puestos de trabajo son limitados y de un perfil específico, sí que están seguros de los perjuicios a los habitantes, al medio natural y, por tanto, a los pueblos.
«Lo que se vende como un impulso a la regeneración rural se convertirá, piensan los vecinos, en una razón más para la despoblación cuando los ciudadanos se vean afectados por la escasez e impotabilidad del agua, los fuertes olores y los insectos», han concluido.