Esta semana –lunes o martes– se conocerá el veredicto del jurado popular que ha de dirimir si Sergio Morate es culpable del asesinato en agosto de 2015 de su exnovia, Marina Okarinska, y una amiga de ésta, Laura del Hoyo.
A lo largo de toda la semana, la Audiencia Provincial de Cuenca ha acogido 6 sesiones de un juicio donde decenas de testimonios y pruebas periciales han sido puestos a disposición de un jurado popular formado por siete hombres y dos mujeres.
El juicio, que arrancó con la defensa de Morate solicitando celebrar las sesiones a puerta cerrada, sin medios y tras el aislamiento de los miembros del jurado, ha sido escenario de una reconstrucción de los posibles hechos en los que varios elementos cobran importancia.
Según se ha ido mostrando en las distintas sesiones del juicio, cobran importancia elementos como una linterna frontal, encontrada junto a los cuerpos de Laura y Marina en el paraje El Bodegón de Palomera. Esta linterna funcionaba con tres pilas, y la cuarta pila del conjunto, con el mismo número de serie, fue encontrada en su paquete correspondiente en uno de los registros en la casa de la familia de Sergio.
Igualmente, junto a la improvisada sepultura, se encontró una botella con una inscripción de la Virgen de Lourdes, similar a otras que la familia de Morate tenía en casa, y que portaba ADN del presunto asesino.
Del mismo modo, en el domicilio donde presuntamente se cometieron los asesinatos se hallaron un paquete de bridas como las utilizadas para llevar a cabo el estrangulamiento de Marina, lo que le provocó una asfixia derivada de la reducción del diámetro de su cuello de 23 a 8 centímetros. El hallazgo de dos paquetes de bolsa de basura industriales a los que le restaban dos bolsas en este domicilio también puede ser clave en la decisión final.
CONFESIÓN A DOS AGENTES
Si bien Sergio Morate no se ha pronunciado durante todo el juicio, ni siquiera a preguntas de su defensa y tampoco a la finalización del mismo, el testimonio de los dos policías españoles que se hicieron cargo de su custodia y traslado toda vez que llegó a la base aérea de Torrejón de Ardoz en septiembre de 2015 tras ser extraditado, es el único relato de los presuntos hechos que obra en poder del jurado.
Ambos policías coincidieron en sus declaraciones, en las que revelaron que Morate manifestó que la había «liado gorda» y que Laura «no tenia culpa», añadiendo que la presencia de la amiga de su exnovia le hizo intentar abortar su plan.
«Has detenido a un famoso, la he liado más que Bretón», llegó a manifestar Morate a un policía de Cuenca al cual conocía anteriormente.
Diferentes testigos han dejado constancia que días antes del asesinato, Morate se interesó mucho por temas de extradición y prescripción de delitos en diferentes países.
ALICANTE, LA COARTADA
De los testimonios recogidos en la Audiencia conquense se desprende que Morate tenía previsto acudir a un concierto en Alicante el mismo día que presuntamente perpetró los asesinatos.
Así, se citó con Alexander E., antiguo compañero de celda de una condena anterior, quien salía de permiso de la cárcel de Valdemoro ese mismo día. Este testigo, que declaró por videoconferencia, aseguró haber estado en el piso donde se intenta probar que se cometieron los asesinatos, si bien asegura que no vio nada.
En todo caso, en su conversación con los dos agentes que le dieron traslado, Morate sí que llegó a afirmar que podría haber «metido en un lío» a su amigo Alexander, toda vez que estuvo en el piso donde se tuvieron lugar los asesinatos estando él de permiso carcelario.
MÁS CONFESIONES EN RUMANÍA
Durante toda la semana ha sido imposible contactar con Istvan H., testigo llamado a declarar desde Rumania y que supuestamente se encuentra en paradero desconocido, si bien las autoridades rumanas aseveraron que se encontraba en Alemania trabajando.
Este testigo, también conocido de Morate de su anterior paso por prisión, dio alojamiento al presunto asesino toda vez que emprendió la huida a Rumanía. La declaración de Istvan una vez fue detenido por presunto encubrimiento en agosto de 2015 revelaba que Morate habría confesado el crimen, pero no ha podido corroborar este extremo al no presentarse a la citación del juez.
Quien sí prestó declaración –con un día de retraso por no comparecer en tiempo y forma– fue la mujer de Istvan, Sofía H., quien sí que aseguró que Morate confesó el asesinato de Marina y de otra chica «que no tenia culpa».
SIN RASTRO DE RESTOS DE LAS CHICAS EN EL PISO NI EN EL COCHE
Las acusaciones particulares y el Ministerio Fiscal han intentado dar por probado que los asesinatos se cometieron en el piso de la calle Río Gritos donde Morate y Marina habían convivido en el pasado y que los cuerpos fueron trasladados a Palomera en un Seat Ibiza rojo propiedad de Raúl T., un amigo del acusado.
En todo caso, no se ha logrado aislar ningún tipo de material genético en ninguno de estos dos escenarios de ninguna de las chicas. Como pruebas concluyentes, sí que se ha acreditado por la localización de los teléfonos móviles que tanto Morate como las chicas asesinadas estaban en el entorno de la casa de la calle Río Gritos a la hora en la que se supone que fallecieron.
Morate, en las largas conversaciones que mantuvo con los policías que le trasladaron entre Torrejón, Cuenca y de vuelta a la cárcel de Estremera, reveló que debido a que sus planes eran sólo matar a Marina y el asesinato de Laura fue improvisado, no fue capaz de dar sepultura tal y como había ideado a los dos cuerpos.
«Hice un hoyo de mierda. Y tuve agujetas una semana», llegó a decir a los agentes. Fue por ello que decidió huir a Rumanía, según relató a estos dos policías.
Los testimonios de los forenses que han comparecido ante el presidente de la Audiencia Provincial, José Eduardo Martínez, dieron detalles de cómo fallecieron Marina y Laura. La primera murió por asfixia mecánica tras recibir un golpe sorpresivo en la cabeza que le dejó sin conocimiento, tras lo que con una brida de plástico se redujo el diámetro de su cuello de 23 centímetros a 8. La segunda, perdió la vida tras ser estrangulada con las manos.
PETICIONES DE CÁRCEL
En las conclusiones provisionales, el Ministerio Fiscal mantiene su petición de 48 años de cárcel, 25 por el asesinato de Marina y 23 por el de Laura. Por su parte, la defensa pide la libre absolución al no considerar concluyentes las pruebas.
De otro lado, la representación procesal de la familia de Marina Okarinska mantiene su petición de 31 años y 3 meses de privación de libertad para Sergio Morate al entender que existen pruebas «contundentes y sólidas» de que el acusado asesinó a su exnovia «de forma premeditada y con alevosía» y que concurren en estos hechos las agravantes de parentesco, asesinato por razón de género y aprovechamiento del lugar.
En la misma línea, el letrado que representa legalmente a la familia de Laura del Hoyo ha mantenido su petición de 25 años de prisión para Sergio Morate como autor de un asesinato que se produjo para ocultar la comisión de otro hecho delictivo y con las agravantes de abuso de superioridad, de lugar y entendiendo que podría haber también alevosía.
El letrado de la Junta de Comunidades, que ejerce la acusación popular en el caso Morate, se ha adherido a lo manifestado por el Ministerio Público, admitiendo tener la «certeza de que Sergio Morate asesinó a Marina y a Laura».